La ropa de pana tiende a perder un poco la intensidad del color ya que no es la misma después de cada lavado, por lo que es crucial aprender a tratar de manera conveniente cada una de las prendas que tenemos de este material. Con una atención más delicada en sus cuidados básicos a la hora de lavar y guardar las prendas este tejido se convertirá en la estrella de tus looks de invierno.
Características principales de la pana
Cuando una persona ve una pieza realizada en pana sabe cómo reconocerla fácilmente. Este tejido es conocido por todos por su aspecto visual. En este caso, el algodón del que está fabricado aparece de manera muy compacta y en un sistema acanalado, donde se distinguen cada una de las líneas que conforman el tejido.
Además, su fabricación da como resultado la confección de ropa muy dura y resistente, lo cual la hizo indispensable durante la revolución industrial de principios del siglo XX. Aunque ha estado ligada durante años al mundo del trabajo físico y manual, la pana se ha conseguido reinventar y es más que habitual verla en trajes, faldas, camisas o incluso bolsos y tejidos para el hogar.
La tendencia que surge ahora es el resultado de una moda cíclica. Basándonos en los cánones de belleza de finales de los 60 y gran parte de los años 70, la pana se ha reformado para adquirir una estética más vintage.
Cuidados básicos de la pana
Al igual que ocurre con todas las demás prendas de ropa, las instrucciones de lavado te pueden servir a la hora de limpiar tu armario. Dependiendo del tipo de tejido que se trate, se puede lavar en lavadora o a mano, en frío o caliente, con más o menos revoluciones, etc. Aunque puedes sintetizar si sabes qué tipo de tejido es en concreto, ya que la gran mayoría se lavan de la misma forma debido a sus características.
Lavado en la lavadora
En el caso de la pana, al ser un tejido de algodón en su esencia, se puede lavar a máquina sin ningún tipo de problema. Aunque, eso sí, debes cerciorarte de que no contenga forros internos, como en el caso de las americanas o algunas faldas, que puedan encoger. Si no es así, el lavado puede ser completamente normal.
A la hora de introducir las prendas en el tambor de la lavadora, si es el caso, asegúrate de que están del revés, así evitarás que entre en contacto con otros tejidos que pueden soltar algún tipo de pelusa. Esto es habitual, aunque nosotros no lo veamos al finalizar el lavado, ya que se suelen ir por el desagüe junto con el aclarado y el centrifugado. Esto sí que se hace un imprescindible en la pana, ya que su constitución tiende a pegarse al resto de las demás prendas.
Por lo tanto, si se pretende y se puede lavar en una lavadora, la temperatura fría y un programa para piezas delicadas será el ideal en estos casos. Y si, además, lavas este tipo de prendas por separado, mejor todavía para conservarla durante más tiempo gracias a los cuidados dedicados.
Lavado a mano
En el caso de lavarlo a mano, no se puede seguir el mismo protocolo que el resto de ropa de algodón normal. Cuando se trata de la pana, un detergente poco agresivo y un lavado suave, sin frotar mucho el tejido, será perfecto para no dañar la constitución de la propia prenda.
En ambos casos, tanto si se decide por un lavado a máquina como por una manual, una vez finalizado el ciclo de enjuague, es necesario estirar bien la prenda para evitar que salgan arrugas innecesarias que luego afeen la pieza. Esto es habitual, ya que se trata de un tejido muy grueso y robusto y, en caso de no extender bien la tela durante el secado, puede simular una serie de pliegues poco atractivos.
Como un último consejo para un buen cuidado de la ropa de pana, intenta que siempre se seque al aire libre, pero sin mucho sol para que no pierda mucho la intensidad del color. Este sistema es más rutinario y fácil, aunque tardará mucho más tiempo que si utilizáramos otros métodos de secado.
En cambio, si prefieres que se quiten las humedades de la pieza en una secadora, asegúrate primero de que no contiene otro tipo de tejidos que puedan dañarse o encoger con el uso de esta máquina, al igual que sucedía con la lavadora. Si no es así, debes estar bastante atento en el momento de finalizar el programa, para evitar que se arrugue demasiado con el movimiento del electrodoméstico.
Finalmente, si ves que han quedado algunas arrugas incómodas sobre la prenda, puedes terminar de alisarla con un planchado sencillo. Eso sí, debes poner un paño por encima para evitar quemar la el tejido y evitar las temperaturas muy altas. Aunque también se puede tender de manera bien estirada en el cuarto de baño mientras te duchas, para que el vapor de la habitación termine de alisar los pliegues que se han quedado marcados.
La evolución estilística de la pana
Inicialmente, la ropa realizada en pana se utilizaba para formar parte de los característicos uniformes de trabajos manuales, sobre todo en las fábricas o el campo. Su robustez y la durabilidad de las prendas hacía más barata su compra y se podía utilizar varios días seguidos, ya que los colores oscuros que solían utilizarse ocultaban parte del trabajo que se había empleado durante su puesta.
Con el tiempo, esta prenda pasó a convertirse en la preferida para lucir el armario de los niños. Al tratarse de un tejido muy grueso y resistente, ideal para afrontar los fríos inviernos, permitía a su vez resistir de manera más eficiente a los juegos, la suciedad y las caídas o escaladas de los más pequeños por doquier.
Actualmente, la pana se ha solidificado como una de las tendencias más prósperas para este invierno. Ya se veía en tendencias anteriores, aunque esta vez viene con más fuerza, por lo que habrá que dejar un espacio para el aprendizaje de los cuidados que este tipo de ropa necesita para mantenerse perfecta e impoluta durante más tiempo.