Las condiciones climatológicas influyen en qué hacemos, qué comemos, el humor que tenemos y la forma en que nos vestimos. Es evidente que nos abrigamos más cuando hace frío y optamos por prendas más frescas cuando suben las temperaturas. Pero no todo se resume a si hace más o menos calor. Fenómenos como la nieve o la lluvia pueden jugarnos más de una mala pasada si optamos por un look que no sea el más adecuado.
En el artículo de hoy en Bekia hemos decidido centrarnos en cómo vestirse cuando llueve, algo bastante habitual en otoño e invierno. De elegir una ropa más o menos adecuada puede depender que superemos un día de lluvia sin mayor problema o que acabemos con un constipado por no haber seleccionado el look adecuado.
No abrigarse en exceso
Hay que tener varias cosas en cuenta, pero quizás la más importante es que el hecho de que llueva no significa que la temperatura haya bajado de forma drástica. Puede llover y hacer calor y es algo que nunca tenemos en cuenta, más bien al contrario. Al ver que llueve tendemos a abrigarnos en exceso, lo que es innecesario y contraproducente. Hay que abrigarse en su justa medida y optar por ropa adecuada para la lluvia.
Así usar un abrigo de lana, de pieles o de ante no es lo más recomendado. Pueden estropearse por la lluvia que les caiga y abrigarán del frío, pero puede que no eviten que el agua nos cale. Los chubasqueros, gabardinas y chaquetones que no son de algodón ni lana son los más adecuados para un día de lluvia. En su exterior tienen un material que hace que el agua de la lluvia resbale y no llegue a calar al cuerpo, que es justo lo que se necesita en un día lluvioso. Pero hay que elegir cuál de estas prendas ponerse en función de la temporatura que haya.
En verano basta con un chubasquero, pero en invierno necesitaremos algo más fuerte y resistente. En caso de llevar prendas de algodón o lana es recomendable ponerse encima un chubasquero o una gabardina para evitar quedar calados hasta los huesos.
Evitar determinadas pieles
Como ya hemos visto hay ciertos materiales que absorben la lluvia, y por lo tanto no son nada recomendados, y otros que hacen que resbale y son los idóneos. Las pieles pueden estropearse por el contacto con la lluvia, así que no son recomendables. Y esto es algo a tener en cuenta no sólo en la ropa, sino en el calzado.
Botines o zapatos de ante pueden salir mal parados en un día de lluvia, más aún si acaban metiéndose en algún charco, de los que saldrán con manchas que es difícil eliminar después. De ahí que este tipo de calzado sea el menos recomendado en días de lluvia, al igual que ocurre con las deportivas -especialmente las de tela- porque absorben el agua y acabaremos con los calcetines calados y los pies en contacto con la humedad.
El mejor aliado: las botas de agua
Al contrario las botas de agua, que están acabadas en plástico, son el mejor aliado de un look de lluvia. Evitan los resbalones, que el agua entre en los pies y no se estropean. Si es invierno pueden resultar muy frías así que es aconsejable ponérselas con unos buenos calcetines que hagan que se mantenga el calor. Puedes saltar en los charcos sin miedo a coger frío. Incluso aunque no seas un niño.
El abrigo que llevar y el calzado son las prendas más importantes de un look de lluvia, pero hay que tener en cuenta también el resto de la ropa que nos ponemos. Si se va de vestido, falda o pantalón estas prendas suele estar en contacto con la lluvia, no son tapadas por completo por los abrigos. Así hay prendas que es mejor descartar, las que son excesivamente largas, porque es muy probable que acabes con los bajos empapados. Es el caso de vestidos largos o pantalones que se llevan al ras del tacón.
No todos los tejidos reaccionan igual a la lluvia, como decíamos antes, y en el caso de los vaqueros si quedan muy largos es probable que se empapen al contacto con los charcos del suelo. Actúan cual esponja -ocurre lo mismo con la pana- y pueden suponer un peso extra si llueve bastante. En ese caso una buena idea improvisada es la de remangar los bajos para que no entren en contacto con agua.
El paraguas y el gorro
Y hemos dejado para el final los dos complementos estrella de cualquier look de lluvia que se precie: el paraguas y el gorro de agua. El primero puede ser de cualquier tipo, pues está pensado para aislarnos de la lluvia. Por lo referente al gorro no valen de cualquier tipo, pues los hay (de fieltro o lana) que absorben el agua, consiguiendo lo contrario a lo que buscamos. Los mejores son los que tienen un acabado en plástico, goretex o gabardina y que impiden que el agua cale.