Cuando de un alfombra roja se trata, las invitadas buscan impresionantes vestidos para lucir impecables en el momento de posar ante los fotógrafos. Y eso mismo ha ocurrido durante la gala de los Goya 2019, que este año tuvo lugar en Sevilla, algo que no ha impedido que hasta allí llegasen vestido de los que quitan el hipo. Y los había de todo tipo, formas y colores. También para todos los gustos. Imposible no hacer mención del impresionante Marchesa de Silvia Abascal; o el dos piezas de Anna Castillo emulando uno de los looks más característicos de Taylor Swift; o incluso el Chanel de Penélope Cruz que ha tenido tantos amantes como haters.
Y el tul es uno de los materiales que más se repite sobre la red capret por muchos motivos: es un material mu versátil; muy agradable a la vista; y, lo más importante posible, permiten que los vestidos sean lo más pomposos posibles dignos de una Princesa de cuento. Así que Amaia, la ganadora de 'OT 2017', decidió apostar por uno de lo más sencillo para aparecer por primera vez en su vida en el escenario de los premios del cine español (porque, quién sabe, puede no ser la última). Eso sí, para la alfombra roja quiso arriesgar un poco más con uno de la última colección de Paco Rabanne.
El estilismo se ganó el OK de la audiencia por ser original pero discreto como para no acaparar toda la atención durante su actuación junto a Judit Neddermann y Rozalén. Y ese vestido negro, palabra de honor y largo midi formado cuatro volantes de tul firmado por Celia Valverde pasó ya al recuerdo y a la historia de los premios sin hacer mucho ruido. O al menos eso parecía porque sí que hubo alguien -una invitada de la propia gala- que se ha visto gratamente sorprendida porque, precisamente ese vestido, lo había lucido ella durante la gala de los Premios Goya 2018, justamente un año antes.
Amaia en los Goya 2019
El peinado tampoco varió respecto al anterior look. La misma coleta baja sin ser muy tirante, con el pelo recogido por detrás de las orejas las patillas sueltas. El maquillaje también muy natural destacando simplemente un poquito de colorete, para darle vida al rostro y no parecer un fantasma con la luz de los focos. Y ya está. La pamplonica decidió apostar, una vez más, por su naturalidad para ir acorde a su personalidad inocente, desenfadada y, sobre todo, acorde a su edad.
Ángela Rozas en los Goya 2018
En cuanto al maquillaje, Ángela Rozas apostó todo al ojo con una mirada marcada con un ahumando en tono negro con un poco de difuminado en color naranja. Sin duda, una forma muy distinta de llevar el mismo vestido desde diferentes puntos de vista: la más estricta sencillez o bien la más estridente elegancia. ¿Cuál te ha gsutado más?