Cuando la industria de la moda empezó a abrir sus miras hacia la diversidad de los cuerpos y poner fin a la hegemonía del 90-60-90 una de las primeras marcas en poner en el punto de mira -y al mismo tiempo la que más tardó en aceptar los nuevos tiempos- fue Victoria's Secret. Sus ángeles eran diosas caídas del cielo y representaban la perfección, pero con el tiempo se acabó descubriendo que eran la perfección a los ojos del hombre, no de la mujer. Supermodelos y ángeles como Karlie Kloss decidieron colgar sus alas por no querer seguir representando ese imaginario. Lo que muy pocos sabían es que casi 30 años atrás Esther Cañadas ya había tomado esta misma decisión por los mismos motivos siendo una pionera por simplemente ser fiel a sus propios principios.
Así lo ha confirmado la propia supermodelo en una entrevista para Smoda. Cañadas fue una de las modelo que pertenecieron a esa primera generación que empezó a despojarse del término 'maniquí' para ser mujeres con nombre y apellidos. En los 90 desfiló junto a otras grandes como Naomi Campbell o Cindy Crawford y se convirtió en musa de grandes diseñadores como Gianni Versace, en cuyo desfile homenaje tras su muerte desfiló y protagonizó una de las imágenes más emotivas llorando cogida de la mano de Naomi.
Esther Cañadas estaba en todas partes por aquel entonces -como lo está ahora 30 años después tras volver a las pasarelas-, desfilaba para las marcas más famosas del mundo: Gucci, Dolce & Gabbana, Chanel, Calvin Klein, Saint Laurent... y hasta para Victoria's Secret en cuyo desfile debutó en 1997. Por aquel entonces los 'shows' no eran pompa y glamour como lo fueron en sus últimos años de vida -y que así promete ser en su regreso este 2024-, de hecho no existían sus famosos 'ángeles', la representantes de la marca, y cuando se crearon Esther Cañadas pudo ser uno de ellos.
"Yo afortunadamente tenía muy claro lo que quería"
"No quise ser un ángel de Victoria's Secret", así lo dice en la entrevista para Smoda. Por aquel entonces y como lo fue durante varias décadas, firmar un contrato con Victoria's Secret te aseguraba una buena cantidad de dinero anual y una exposición mediática que te catapultaba a lo más alto no solo de la industria, sino de la fama. Todo el mundo quería un ángel en sus alfombras rojas. Pero por raro que parezca, para la española todo aquel oro que le vendieron -y que era realidad- no estaba por encima de sus principios y lo que ella quería hacer con su carrera.
"Eso es algo muy apetitoso, porque son contratos muy grandes con repercusión mediática y económica gigante, pero no era algo en lo que yo me viera representada ", confiesa. Esther Cañadas era una supermodelo con un físico que encajaba en el canon de aquel momento, pero no quería ser la erótica caída del cielo: "Tuve muchísimas reuniones con mi agente, vino el director general de la agencia para intentar hacerme ver lo importante que era que lo hiciera y para mí no era una opción ".
Y si esto puede parecer difícil de entender en nuestros tiempos, en aquellos años 90 y aún siendo una de las mujeres más importantes de la industria fue también difícil: "No quería ser conocida mundialmente por esa imagen", aquello era un pastel muy apetitoso, y Esther Cañadas lo sabía, pero no era suficiente: " Yo afortunadamente tenía muy claro lo que quería ", lo que le llevó a decir que 'no' a muchas más cosas y no se arrepiente. Nunca sabrá que habría sido de ella si se hubiese convertido en el primer ángel de la historia de Victoria's Secret: " Si no hubiese tenido claro lo que quería, pues igual hubiese sido un ángel... ¡y a lo mejor ahora tendría tres casas más! ", bromea.