La pasada semana un escueto comunicado de la fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent anunciaba con "profunda tristeza" la muerte de la que fuera auténtica musa del diseñador francés, Loulou de la Falaise, a los 63 años y tras una larga enfermedad. El hecho de que esta institución anuncie la muerte de Loulou evidencia la enorme vinculación que tenían ambos personajes.
En años 60 se traslada a Nueva York y empieza a trabajar como modelo para la revista Vogue bajo el mandato de Dianne Vreeland aunque ella prefirió dedicarse a las fiestas de Studio 54. Aún así, diseñó para Halston y poco después comienza como editora de la publicación británica Queen donde conoce al diseñador Yves Saint Laurent en 1968, que enamorado de su carisma quiere tenerla siempre a su lado, convirtiéndose en grandes amigos.
Musa de Yves Saint Laurent
En 1972 se traslada a París y es ahora cuando De la Falaise empieza a colaborar con el modisto francés, primero diseñando joyas y accesorios para poco después pasar a la creación de prendas para la línea de alta costura, aunque por lo que es recordada es por la fuerte influencia que tuvo en las creaciones del diseñador, de hecho, su amor por los colores vivos fue lo que inspiró al creador en su concepción del color block y ella misma fue identidad de Le Smoking.
Treinta años después de empezar a trabajar para el francés, cuando este mismo decidió poner fin a su carrera en 2002, Loulou lanzó su propia firma y abrió dos boutiques en París, justo antes de pasar a diseñar joyas para Óscar de la Renta en 2007. Su dedicación a los accesorios se entiende al leer esta frase: "Si vas a cenar y no tienes tiempo de cambiarte, siempre puedes ponerte una joya".
Yves Saint Laurent murió en junio de 2008, pero De la Falaise trascendió creando en 2011 una línea de joyería exclusiva para la tienda del jardín Majorelle de Marraquech, en donde reposan sus cenizas, o encargándose de la dirección artística de la exposición "Saint Laurnent Rive Gauche, La révolution de la mode".
Como Saint Laurent decía ella poseía eso que la hacía destacar: el encanto, el carisma. Eso que ni con todo el dinero del mundo se puede comprar, se nace con él, te convierte en la quintaesencia del chic parisino y gracias a las creaciones modista francés, su encanto y carisma serán eternos.