Existe cierta creencia en el mundo de la moda sobre que la lluvia tiende a deslucir nuestro look, pero en realidad no es cierto. Puede que antaño fuera más difícil ajustarse a las tendencias y no pillar una pulmonía en el intento mientras caen aguaceros sobre nuestras cabezas, pero ahora existen numerosas posibilidades que nos permiten ser fieles a nuestro estilo y a las tendencias sin por ello tener que renunciar a ir correctamente abrigadas.
Una de las prendas imprescindibles para los días de lluvia es la gabardina. ¿Hay algo con más estilo que una gabardina de grandes botones y atada a la cintura? Me parece difícil encontrarla, sinceramente. Hace décadas eran todas igual: de color caqui, por debajo de la rodilla y envolvían a quien las llevaba en un halo de misterio. ¿Quién no recuerda a Audrey Hepburn en 'Desayuno con Diamantes' mojada como una sopa pero llena de estilo con su gabardina cuando iba a buscar a Gato?
Las gabardinas siguen siendo un imprescindible hoy en día en cualquier look de lluvia que pensemos y en función de como sea podremos usarla como prenda de abrigo en cualquier estación del año. Además, es una prenda que ha evolucionado de tal manera que podemos encontrarla en diversos colores y cortes. En los últimos años se han ajustado al talle y se ha convertido en una prenda aún más femenina, que puede combinarse tanto con falda como con pantalones.
¿Falda o pantalón?
Y es que una de las grandes preguntas que nos hacemos todas a la hora de preparar un look para un día de lluvia es: ¿falda o pantalón? Hay cierta tendencia a pensar que una falda puede ser poco adecuada cuando el tiempo no acompaña, pero en realidad puede ser mejor que un pantalón. No se nos mojara en la parte inferior, salvo que tenga un largo generoso, y eso es de agradecer.
Por eso, las botas de agua son la mejor opción para hacer frente a la lluvia sin tener miedo a acabar con los pies húmedos. Existen multitud de modelos para elegir el que más nos guste, desde los diseños coloridos y estampados llamativos a sobrias botas de agua de un sólo color. También existen distintas alturas, pasando de las que son estilo botín y alcanzan el tobillo, a las que llegan cerca de la rodilla.
Esto permite que sean fáciles de combinar ya sea con faldas o con pantalones, que para mayor seguridad ante los charcos es recomendable guardar por dentro de las botas de agua. El mayor problema de este tipo de botas es que están hechas en plástico, lo que las convierte en muy frías. Es por ello que cuando bajan las temperaturas no hay nada como ponerse unos buenos calcetines de lana gorditos y altos para llevar los pies calientes dentro de las botas de agua.
Esta combinación sirve tanto para faldas como para pantalones. Eso sí, en ninguno de los casos es recomendable que esas prendas sean de un tejido demasiado sobrio porque entonces daría lugar a un estilo un tanto peculiar. Vaqueros, algodón e incluso gasa son telas que suelen combinar a la perfección con las botas de agua.
Los paraguas de moda
Y es que, al igual que ocurre con los paraguas, las botas de agua son tanto para el invierno como el verano. Llueve, especialmente en unas zonas más que en otras, durante todo el año y hay complementos que podemos usar de manera indiferente en cualquier época.
Por ello, los fabricantes de paraguas se han dado cuenta del papel que pueden jugar estos accesorios en un look y también de que forman parte de las tendencias de moda. Atrás quedaron los tristes paraguas sin color o con un estampado de flores, las posibilidades que se nos ofrecen ahora son muchísimas más.
Un buen gorro de lluvia es una buena alternativa al paraguas, por si no queremos cargar con el todo el día o se nos ha olvidado en casa. Ocupa poco espacio y hay modelos que resultan de lo más apropiados para crear looks con ellos. Con un acabado de plástico y llamativo colores se pueden llegar a convertir en el complemento perfecto a un outfit de lluvia. Y mejor un gorro de lluvia que un sombrero de fieltro o un gorro de lana, que acabarán por mojarse con unas cuantas gotas.
Chubasquero y abrigos
Hay que reconocer que es una de las prendas menos cool que existen pero quien más y quien menos nos la hemos puesto alguna vez porque, en realidad, es lo mejor que hay para protegerse ante la lluvia. Estoy hablando del chubasquero, esa prenda que no entiende de tendencias, porque sigue siendo igual que hace veinte años, con la diferencia de que cada vez se presentan más alternativas que resultan mucho más interesantes desde el punto de vista estilísitco.
Además de la eterna gabardina, de la que ya hablamos con antelación, existen multitud de posibilidades a la hora de pensar en un abrigo para los días de lluvia. Un plumas o una parka son algunas de las más habituales. Lo que las convierte en prendas es que están confeccionadas con unas telas que repelen el agua y que, por lo tanto, ni calan ni enfrían. En este sentido, cada vez se innova más y aparecen nuevos materiales perfectos tanto para la lluvia como la nieve.
Sin embargo, si nos ponemos un abrigo de lana o una cazadora de piel acabaremos casi seguro con un buen resfriado y el abrigo completamente calado, y puede que estropeado. No son nada apropiadas para un día en que anuncien lluvia.
El calzado
Aunque pueda resultar extraño, lo más importante para protegerse de la lluvia no es el abrigo, sino los pies. El calzado que usar es fundamental. No cabe duda de que las botas de aguas son la mejor de las opciones, pero en caso de no tenerlas a mano hay otras posibilidades a tener en cuenta. Zapatos gruesos, estilo náuticos, o botas son siempre posibilidades que nos permiten mantener el estilo y los pies alejados del agua.
Lo que está más clara es la lista de calzado que no utilizar en días de lluvia. Los zapatos abiertos son los primeros a descartar, no sólo porque nos mojaremos los pies, sino también porque el roce cuando están húmedos puede provocarnos heridas.
Determinados materiales, como es el caso de la tela o el ante, son poco recomendables para días de lluvia. No sólo nos mojaremos sino que hay muchas posibilidades de que estropeemos ese calzado, que acabará por quedar inservible. Los zapatos muy planos, estilo manoletinas, tampoco son buena idea, ni tampoco los tacones finos y altos, con los que se incrementan las posibilidades de resbalar.
Lo mismo ocurre con aquellos zapatos que tienen unas suelas lisas, que presentan una peor adherencia al firme que los que tienen relieve. Al andar sobre superficies mojadas resulta más fácil resbalar con ellas y acabar cayendo de bruces o teniendo algún desafortunado accidente.