Para quien ha crecido en este mundo de obsolescencias programadas entre filas de restaurantes de comida rápida y rebajas inexplicables en Primark, la desaparición de las marcas de ropa 'low cost' parece todo un chiste. La ganga del crop-top a 3 euros y vestidos a 10 tiene fecha de caducidad, y viene determinada por la nueva mentalidad de consumo de la 'Generación Zeta'. Ahora, los jóvenes prefieren prendas de mayor calidad y durabilidad, no precios más bajos. Y si no que se lo digan a Forever 21, que ha pasado de ser uno de las grandes competidores de H&M o Inditex, a declarase oficialmente en bancarrota, según informa The Wall Street Journal.
LOS JÓVENES QUIEREN ROPA MÁS DURADERA, NO MÁS BARATA
A pesar de que Forever 21 fue un día el armario festivalero por excelencia, hoy las nuevas generaciones dicen basta y buscan otras opciones más sostenibles: compra-venta de ropa de segunda mano, prendas de mayor calidad y durabilidad o reducir el consumo textil. Como consecuencia, la marca cerrará 350 tiendas y quiere centrar su negocio en Estados Unidos. Mientras tanto, la empresa ha presentado una solicitud de protección de quiebra para mantener el control y posesión de sus bienes durante su reorganización. Pero Forever 21 no es la única, la famosa empresa sueca H&M anunció el cierre de 180 tiendas durante el año 2018, después de acumular 4.5 mil millones de artículos en stock sin vender. Casi a la par, el aumento de ventas online en tiendas como ASOS parece aumentar, siendo una opción más atractiva para los compradores.
¿DE VERDAD NECESITO ESTO?
La sostenibilidad es un reclamo pero ahora también es moda. En alimentos, cosméticos o ropa, los millenialls abogan por un consumo responsable y de mayor calidad en sus productos, remodelando para siempre sus hábitos de consumo y estilo de vida. La inestabilidad laboral y la precarización de salarios que viven las nuevas generaciones están determinando en qué y cómo gastar el dinero de una manera radical y responsable. Ahora, las empresas escuchan a sus clientes, buscan soluciones y pagan sus errores. Aún así deben asumir esta realidad: los millennials gastan menos. Y mejor.