Veruschka, Stella Tennant, Inès de la Fressange, Lauren Hutton, Marisa Berenson o Farida Khelfa. No sólo no podemos olvidar sus nombres porque han sido brillantes modelos, sino que debemos tenerlos muy presentes, porque vuelven a estar de moda.
Precisamente es a los diseñadores a quienes se culpa siempre de los grandes crímenes morales de la moda, así que, sea o no una manera de redimirse, lo cierto es que aplaudo su decisión. Porque, seamos sinceros, entre tanto rostro angelical, de rasgos adolescentes, casi andróginos, ¿no es estupendo ver de vez en cuando a una mujer con carácter?
En un mundo que rinde culto a la falsa perfección del retoque fotográfico, que persigue un ideal que no existe y que suele asociar erróneamente belleza a juventud, necesitábamos algo así. Algo como personalidad, aplomo en la pasarela, años de experiencia y por qué no, rostros adornados de arrugas, de señales de la vida.
¿Quién dijo que para subirse a la pasarela hay que tener dieciocho?
Lauren fue una de las primeras modelos en firmar un contrato exclusivo con una marca de cosméticos (Revlon, en 1973). Su carrera de modelo gozó de gran éxito durante los setenta y ochenta, pero su camino no concluyó entonces. Además de hacer sus pinitos como actriz, Hutton vio como su carrera de modelo se reactivaba en los noventa, para aquel momento se acercaba ya a los 50 años. Lauren seguía rompiendo moldes cuando a los 61 años posaba desnuda para la revista Big (tras pedir opinión a sus catorce nietos, eso sí). Según afirmaba entonces, las mujeres de sesenta como ella "no van a cesar en su empeño de ser atractivas... Tienen que ser mostradas en las revistas."
Así, verla desfilar para Tom Ford fue fantástico, era su primer desfile en diez años y lucía un atuendo de inspiración masculina, sin embargo, emanaba sensualidad y su personalidad lo llenó todo.
En el mismo desfile, veíamos a Marisa Berenson, de 64 años, enfundada en un ceñidísimo vestido azul noche, cuajado de paillettes, transparencias y encaje, acompañada de su melena leonina. ¿Demasiado para ella? De ninguna manera, se deslizó por la pasarela disfrutando, sin parar de sonreír, mostrando un empaque y una seguridad envidiables.
Inès de la Fressange, de 54 años fue la elegida por Karl Lagerfeld para su colección de Chanel primavera-verano 2011, y su caso es especialmente significativo, pues fue musa de la maison en los años ochenta. Lagerfeld la tomó como inspiración hace veinte años, y ahora vuelve a contar con ella, por ser sin duda un ejemplo de la sofisticación y el chic francés. Según el káiser ella es "una parisienne" y por eso da vida a los valores de la firma con tanto estilo.
Musas de ayer y hoy
McMenamy impulsó la imagen de androginia en los años noventa (tan manida hoy en día) oponiéndose a aquellos que le aconsejaban acudir a un cirujano para modificar sus rasgos. Menos mal que no lo hizo, porque su rostro le llevó a trabajar para Chanel, Lanvin, Versace o Fendi entre otros. Kristen ha llevado las cejas afeitadas, el pelo gris, blanco... En definitiva, le sobra la personalidad que a muchos rostros perfectos les falta.
Jean Paul Gaultier contó con Farida Khelfa, de 48 años, para participar en el desfile de su colección de Alta Costura primavera-verano 2011. Las imprescindibles reminiscencias rockeras del diseñador no le quedaron grandes a la exótica Farida, a quien le sobra actitud para eso y más.
Tampoco puedo dejar de nombrar a la gran Veruschka, de 72 años. Supermodelo en los sesenta, condesa prusiana, musa de Helmut Newton, Andy Warhol, Antonioni, Richard Avedon y con una vida digna de ser contada en una película, Veruschka volvía de la mano de Giles (colección primavera-verano 2011) con la misma intensidad de siempre.
Contemplando a estas modelos se abre el interrogante, ¿será el inicio de un cambio en el mundo de la moda, poniendo fin a la presión de la eterna y absurda juventud de las modelos ? Y es que, si nos paramos a pensar, es lógico que un diseñador se sienta más interesado en vestir a una mujer de 50 que a una niña de 16, o al menos lo es si quieren diferenciarse y dotar a su ropa de carácter y entidad. Además, ver a musas de otro tiempo dando vida a sus creaciones eleva la moda a otro nivel.
Ellas siguen siendo un modelo a seguir. ¿Por qué olvidarlas?