Cuando vamos de vacaciones, a conocer nuevas ciudades o sitios, es importante tener en cuenta qué vamos a visitar antes de hacer la maleta. Por lo general pensamos en el tiempo que va a hacer: pantalón corto y camiseta para los destinos de verano y un chubasquero si vamos a lugares en los que es frecuente que llueva. Pero muchas veces con esto sólo no vale.
Hay determinados espacios en que se han de cumplir una serie de normas respecto a la vestimenta para poder acceder. De no llevar la ropa que se considera adecuada podemos encontrarnos con que no nos dejen entrar. Es algo que se da, principalmente, en espacios religiosos. Hace años no se podía entrar en una iglesia con los hombres destapados. Esto suponía que si llevabas un vestido de tirantes tenías que ponerte una chaqueta o un pañuelo sobre los hombros.
Era un símbolo de respeto y recato, pero que con el paso del tiempo se ha ido eliminando en la mayor parte de las iglesias, prácticamente solo se aplica en determinadas estancias del Vaticano. Poca lógica tenía taparse los hombros cuando se llevaban mini shorts.
La Iglesia Católica ha cedido ante lo que muchos consideran lógico: el hecho de mostrar los hombros no significa que se falte al decoro o al respeto a unas determinadas ideas, sino que se trata de vestirse acorde al tiempo que hace o los gustos personales de cada persona. Esta religión ha ido adaptándose a los nuevos tiempos, pero no ocurre lo mismo con otra: la musulmana. Si visitas una mezquita y eres mujer, puedes quedarte a las puertas si consideran que no vas vestida de la manera adecuada. Si eres hombre es muy probable que no tengas mayor problema para acceder.
La tentación del cuerpo femenino
La religión musulmana es aún más aférrima a la tradición y no permite que la mujer muestre parte de su cuerpo cuando se encuentra en un lugar sagrado como es la mezquita. Hay que tener en cuenta que para ellos prevalece la idea de que el cuerpo femenino es una tentación que incita a pecar. Y eso en un templo es a todas luces imposible, así que su opción es taparlo.
Lo cierto es que si viajas a un país musulmán no has de cuidar qué ropa te pones para visitar una mezquita, sino en cualquier espacio, incluso en la calle. Es cierto que si no compartes su religión no tienes que vestir como ellos te dicen, pero también es verdad que si se usas prendas que dejan al aire mucha parte de tu cuerpo puedes encontrarte en una situación desagradable, algo por lo que no merece la pena pasar.
Al visitar una mezquita, un templo religioso sí has de hacerlo acorde a las normas de vestimenta que ellos decidan. Si no las acatas te quedarás en la puerta. No es una amenaza banal, lo cumplen. En la mayor parte de ellas, incluso las que son muy turísticas, no dejan entrar a una mujer que enseñe carne. De hecho, en algunas ni siquiera los hombres pueden entrar en pantalón corto. Todas ellas informan de sus normas de vestimenta a la entrada y antes de la visita puedes encontrar información al respecto en su página web.
Alquiler de túnicas
Los templos más estrictos no permiten que se vea prácticamente nada del cuerpo. Tal es así que en alguna que otra mezquita se puede tomar en préstamo una abaya (túnica negra hasta los pies) para visitar el edificio, porque ni siquiera les sirve el uso de ropa deportiva hasta los pies. El sistema es similar al de los audífonos que encontramos en casi todos los museos del mundo, con la salvedad de que no se paga el alquiler, sino que se hace un préstamo que luego se devuelve. La tela en la que está elaborada la pieza y la ventilación de la propia mezquita ayudan a que, a pesar de las altas temperaturas que pueda haber, no resulte asfixiante llevarla. También es cierto que para una mujer occidental supone un choque, incluso produce cierta incomodidad ir así vestida. Por supuesto la cabeza también tiene que ir tapada, no se puede ver el cabello.
Llevar un pañuelo siempre contigo
Esto ocurre en algunas mezquitas, como la Gran Mezquita de Abu Dhabi, pero en otras muchas basta que las mujeres se tapen la cabeza (y no enseñen las piernas ni los hombros). Es lo que ocurre en la Mezquita Azul de Estambul. Es más que suficiente con cubrirse con un pañuelo a modo de velo. De hecho es entendido como una señal de respeto entre la población musulmana por lo que, si vas a viajar a un país donde esta religión es mayoritaria, te recomendaría llevar siempre uno en el bolso, para evitar enfrentamientos o que no te dejen entrar en determinados sitios.
Las normas de cómo debe vestir en una mezquita se aplica a todas las mujeres por igual, con indiferencia de su edad. Esto significa que una niña de corta edad también debe llevar la cabeza tapada. Al igual que en algunas mezquitas se prestan abayas en la mayor parte de ellas se puede "alquilar" un pañuelo si te has olvidado de llevarlo.
Qué hacer con el calzado
El calzado no es un problema a la hora de visitas una mezquita, básicamente porque no te van a dejar entrar con el. Los musulmanes practican el rezo descalzos, así que si tú quieres visitar su templo has de hacerlo en las mismas condiciones. En grandes mezquitas suelen guardarse en taquillas a la entrada y recogerse al salir, en otras se acumulan sin mayor problema en un punto determinado. Por cuestiones de higiene es recomendable llevar unos calcetines para no caminar descalzo por la mezquita.
Ropa en países musulmanes
Como norma general en los países musulmanes ni hombres ni mujeres deben mostrar excesivamente su cuerpo. Lo recomendable es no usar nunca camisetas sin manga ni pantalones o faldas por encima de la rodilla. Al mismo tiempo no está bien visto llevar ropa excesivamente apretada o provocativa. Cumplir con estas normas de vestimenta se ve como un símbolo de respeto hacia las personas del país que se visita, no como una imposición. Pero, insistimos, en que de cumplirlas se pueden evitar situaciones incómodas.