Después de un éxito rotundo, la retrospectiva sobre Alexander McQueen cierra sus puertas con una incógnita: ¿será posible que viaje a otros países? La muestra ha concluido con más de medio millón de visitas, codeándose con exposiciones de grandes genios del arte como Leonardo da Vinci o Pablo Picasso. Incluso después de haber sido prorrogada, el Museo Metropolitano de Nueva York ha tenido que abrir sus puertas de noche, para dar cabida a los últimos visitantes, ansiosos de contemplarla.
Claves de la exposición
Para Alexander McQueen, antes de la moda viene la idea. De este modo, la inspiración de sus colecciones puede proceder de cualquier parte. La música, el cine, la naturaleza, el diseñador era como una esponja que absorbía todas las influencias del exterior, y las interiorizaba, para después darles vida, en forma de vestidos. En la primera parte de la exposición, "The Romantic Mind" y "Romantic Gothic and Cabinet of Curiosities", queda plasmada la influencia del Romanticismo en el diseñador. Según Andrew Bolton, conservador de la exposición, McQueen era como un genio del XIX, atormentado, dramático... Esto quedaba plasmado en sus desfiles, que por encima de todo buscaban conmover, provocar sensaciones. A Alexander no le preocupaba agradar o que sus colecciones gustaran, sino que el público sintiera. Experimentaba con la parte más oscura de su personalidad, como lo hacían los románticos, para crear las obras más hermosas.
Así, en esta parte de la exposición se deja ver la influencia de la estética gótica y victoriana, y de la literatura de Edgar Allan Poe, especialmente 'La caída de la casa Usher'. Horror y romance, vida y muerte van de la mano en sus creaciones, en colecciones como "Dante" (otoño/invierno 1996-97), "Supercalifragilisticexpialidocious" (otoño/invierno 2002-2003), y la póstuma, "Angels and Demons" (otoño/invierno 2010-2011). En esta zona, Bolton ha querido provocar una absoluta inmersión del visitante en un mundo fantasmagórico, anulando toda referencia a la vida exterior, como hacía el artista en sus desfiles. Los sentidos del público quedan abrumados, de manera que sólo percibe los diseños, expuestos en maniquíes que parecen cobrar vida gracias a sus posturas, tomadas de modelos reales. Espejos, vestidos que se mueven, sonidos conectados con las piezas, tales como voces de robot o aullidos de lobo nos trasladan a otro mundo, el de la mente de Alexander Lee.
Desde el punto de vista museográfico, la idea de contextualizar las piezas y recrear su ambiente y las referencias que les dieron vida es todo un acierto. Es la vía perfecta para afectar al visitante, de tal manera que viva esa exposición como una experiencia, dejando de ser un mero observador para involucrarse en ella.
A continuación, nos adentramos en "Romantic Nationalism". Esta parte nos habla de las raíces del diseñador. McQueen siempre hizo gala de su patriotismo escocés, llevando el estampado tartán a muchos de sus diseños. Londres es su otro gran amor, allí creció y se inspiró, para realizar esos diseños que creaba directamente sobre la modelo, como hicieran Coco Chanel o Balenciaga.
Con "Romantic Exoticism", "Romantic Primitivism" y "Romantic Naturalism" asistimos a la influencia de la naturaleza en McQueen. Como un genio del XIX, se sentía fascinado y a la vez abrumado por ella. El concepto de lo sublime, que acuñaran los Románticos, le obsesionaba. Le interesaban las condiciones climáticas extremas, el terror que puede llegar a provocar la naturaleza, y a la vez la belleza terrible de ésta.
Además, en "Romantic Primitivism" vemos cómo le atrapó el exotismo de las culturas primitivas. Al igual que hiciera Picasso, McQueen miró hacia las tribus africanas y su estética, desarrollando la idea de cambiar las siluetas de nuestras prendas, para modificar la manera en que el mundo nos ve.
Alexander McQueen quiso romper todas las reglas para crear un estilo propio y devolver la originalidad al mundo de la moda. En palabras del diseñador: "Tienes que conocer las reglas para romperlas. Para eso es para lo que estoy aquí, para demoler las normas, pero manteniendo la tradición". Estas frases resumen a la perfección sus colecciones. Rompedoras pero siempre basadas en la sastrería tradicional, aplicando una técnica impecable a sus novedosas creaciones.
La polémica sobre la itinerancia de la muestra
Andrew Bolton se muestra reacio a la posible gira de la exposición. ¿El motivo? Fue diseñada específicamente para los espacios del MET, por eso, desde el punto de vista museográfico, el sentido de la muestra puede quedar alterado. Las salas de museos como el Victoria & Albert de Londres (una de los supuestos candidatos a acogerla) poco tienen que ver con el MET, de ahí que el conservador se muestre reacio. Sin embargo, Londres espera con ansia su llegada, debido a su vinculación con McQueen. Incluso, la periodista de moda Melanie Rickey ha lanzado una petición online, y la firma ha comunicado haber iniciado conversaciones con varios museos, aunque todavía no hay nada en firme.
Además, debemos tener en cuenta que muchas de las piezas pertenecen a colecciones privadas, lo que dificulta aún más la itinerancia.
Sin embargo, siendo honestos ¿quién no querría acoger esta maravilla en su ciudad?