Feliz y contenta compartía en sus stories de Instagram la influencer española Alexandra Pereira el regalo que le había llegado de Balenciaga : El último modelo de bolso diseñado por Demna Gvasalia. Estampado en cuadros ventana en color blanco, rojo y azul, este cuenta con un asa corta para llevar al hombro o en la mano y con un tamaño considerable, perfecto para el día a día.
Pero este modelo llamado Barbès East-West Shopper ha llamado la atención de muchos por si innegable parecido con unas bolsas que muchos tienen en sus casas para guardar la rompa de otras temporadas que ahora no se ponen u otros trastos que se tengan apartados al fondo de un trastero sin saber muy bien porqué.
En cambio, hay varias y significativas diferencias entre unas y otras. Por un lado, el evidente logo de Balenciaga estampado en la parte delantera. Por otro, el material con el que se ha confeccionado. En caso del Barbès, en piel de becerro repujada; en cuanto a las bolsas que cualquiera podemos comprar en un bazar, pues en plástico o, en el mejor de los casos, rafia. Y por último y no menos importante, el precio. Si bien una de estas bolsas de plástico puede costar no mucho más de 1 euros, en el caso del bolso de Balenciaga puede llegar hasta los 1.590 euros en caso de su modelo XXL (que es el que luce Lovely Pepa).
El modelo XXL cuesta 1.590 euros
Podría parecer una broma, pero a la vista está que no lo es. Está claro que, de nuevo, las marcas de lujo encuentran inspiración muchas veces en las cosas más mundanas y no pierden ni un segundo en convertirlas en objetos de lujo a precios a veces ridículamente exagerados.
En el caso de Demna Gvasalia, esta no es la primera vez que convierte lo absurdo en moda de lujo. Ya lo hizo en 2017 cuando rediseñó la típica bolsa azul de Ikea para convertirla en un bolso de marca valorado en nada menos que 1.700 euros. Y sí, por aquel entonces fue todo un éxito.
En cambio, no todos los méritos son para el diseñador ya que no es la primera vez que esta bolsa de cuadros se convierte en un complemento que aparece en una pasarela. Ya en 2006 lo hizo Marc Jacobs para Louis Vuitton con un modelo; o en 2013 sus cuadros se plasmaron en vestidos y abrigos durante el desfile de Céline.