Le apodaban el ' L'enfant terrible ' y no es para menos. Su talento y forma de entender la moda le labraron el ascenso a la fama sin precedentes. Un diseñador de moda y modista británico que subió como la espuma y descendió hacia la locura y la depresión. Un rebelde de la vieja escuela a quien no le importaba la etiqueta de la moda y que adoptó su segundo nombre, Alexander, cuando creó su firma homónima. Una increíble historia que, a veces, resulta imposible de creer: un humilde chico de Londres que se sube al carro del diseño a la velocidad del rayo para conseguir una de las posiciones más reclamadas de la moda a la edad de 26 años. Pero cuando se habla de Alexander Mcqueen, la perfección cobra sentido. Reducir sus diseños a ropa es en realidad un insulto, y cuando ves estas obras de arte sobre la pasarela, su nombre cobra sentido como un artista audiovisual y diseñador de moda de alto rendimiento y prestigio.
Una colección homenaje a Alexander McqueenEl realismo se encuentra con el romanticismo inglés
Una colección predominantemente sartorial con trajes en blanco y negro con broches ingleses y paneles de encaje negro. Suéteres confeccionados en mohair e impresos con flores abstractas de gran tamaño. La colección mira al pasado para recrear el periodo en el que Burton y Lee Mcqueen viajaron por todo el mundo en busca de inspiración. Las chaquetas con bordados que se presentaron en la pasarela eran, en parte, un guiño al propio diseñador y sus primeras y más personales colecciones. Otras expresiones de las formas decorativas de Mcqueen incluyeron dragones bordados en la parte posterior de las chaquetas de doble capa, bordados de flores prensadas en los dobladillos de camisas con bufanda, motivos florales de Rorschach de color rojo y su sello inconfundible: la falda.
Los modelos posaron con colgantes y aros esculpidos con cristal y terminados en metal, además de zapatos confeccionados con cuero británico y zapatillas de deporte con suela acentuada para una altura extra. Y, como en todas las colecciones de la firma, una resaca detrás de la belleza que esconde lo inquietante y el minimalismo con un susurro de la estética siniestra e intrigante.
