Kim Kardashian y cómo vestirse en armonía con su mansión
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La mansión que todavía comparten (en lo que a propiedad se refiere) Kim Kardashian y Kanye West es una obra de arte pensada e ideada por el propio rapero en colaboración con el artista Axel Vervoordt y soñada por la empresaria. Definida por ella misma como "un refugio familiar salvajemente idiosincrásico", en la revista AD declararon también que buscaban crear una vivienda con la máxima pureza posible. Paredes beige, ausencia total de cualquier elemento decorativo estridente, tampoco tienen presencia las líneas rectas... Una planificación que tardó años en llevarse a cabo, pero una obra de arte no se hizo en par de días. Por eso, para Kim Kardashian su casa no solo es una casa, un lugar para habitar, sino incluso una sensación, una emoción. Para ello, siempre que abre las puertas de su nada desdeñable mansión lo hace vestida acorde a la ocasión, no tanto de quien entra, sino para quien entra. Eso fue lo que ocurrió en su última entrevista para Vogue Magazine, grabada en una de las muchas habitaciones de este oasis en pleno Beberly Hills. En cosonancia con la paleta cromática de la estancia, Kim Kardashian escogió un vestido largo, ajustado y con fruncido en ambos lados de Rick Owens que, con cuello alto y sin mangas, convertían a la empresaria y a su esculpida figura en una estatua griega. Un ideario que se coronaba con un collar escultura a tres niveles en color plata a juego con las diferentes joyas. Unas líneas curvas (como las de su casa y las de su cuerpo perfectamente trabajado) en las que también entraba en consonancia su peinado, una melena negra suelta, pero en ondas que aportaban todavía más armonía a la imagen.
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