A finales de los años 70, cuando el boom del movimiento hippie en todo el mundo ya había inundado las ciudades y los pueblos del estampado floral y una estética sin complejos, llegaron los brillos y las excentricidades de la siguiente década más discotequera. Pese a que después vino la fiebre minimal, la firma Blumarine nunca dejó de apostar por su estética mediterránea, cargada de estampados florales y con mucha alegría y positividad en sus diseños.
Una rosa es una rosa.
Siguiendo la esencia misma de su fundadora y amante de las rosas, Anna Molinari crea junto a su marido Gianpaolo (fallecido en el año 2006) la firma Blumarine en el año 1977. Su estética romántica y plagada de estampados florales no deja lugar a dudas de cuál es su inspiración más directa. A base de patrones que transmiten ligereza y sensualidad a la vez, la mujer Blumarine es poderosa, libre y muy decidida.
Los paisajes que descubre a través de sus viajes, los objetos antiguos o lo más curiosos extraídos de mercadillos callejeros, la pintura clásica y contemporánea, la música en todos sus tonos y sobre todo las rosas son la base de sus creaciones. A partir de sus propias experiencias y vivencias, Anna Molinari extrae lo mejor de sí misma para terminar creando verdaderas obras de arte.
Para empezar por alguno de sus diseños más icónicos, la italiana se alió con la casa Swarovski para crear una camiseta donde los cristales fueran los protagonistas y formaran el logo de su firma. Aunque sin duda ha sido el BluVi quien más protagonismo ha alcanzado a lo largo del tiempo. se trata de un pequeño cárdigan de cachemira muy buscados por las estrellas del cine por su cuello de visón. El toque de elegancia y poder a través de sencillos detalles, pero que acaban marcando la diferencia; sobre todo en materia de prestigio.
Para ella no se entiende la moda sin un punto de vista más personal. Se considera a sí misma como una mujer luchadora y fuerte que ha debido superar varias pérdidas cercanas y muy duras para ella, pero de las cuales ha conseguido rescatar los mejores momentos y trasladarlo a su trabajo. Una impulsividad que le caracteriza ante todo, por lo que se deja llevar siempre que puede para diseñar con esta base creativa más inmediata y sensorial.
Blumarine es tan femenino que la hija de esta ha pasado a estar también en un puesto importante de la compañía. Gracias a su formación y el crecimiento que ha tenido desde siempre dentro de la firma, Rossella conduce la marca a través de sus movimientos en marketing, así como asesora personal de su madre.
Al puro estilo italiano.
Lo más característico de Blumarine, y que destaca con un simple vistazo rápido a sus perchas, es el toque femenino en cada una de sus piezas, la sensualidad de sus formas y la elegancia de los cortes estratégicos. Siguiendo además una estética puramente romántica, Anna Molinari sabe cómo darle un toque más personalizado a través de sutiles toques de ironía. Eso sí, siempre estampados en flores coloridas y de aspecto muy vivaz.
Hay un juego de tejidos, estampados, tonalidades y caídas sutiles que representan unos modelos perfectos visualmente. Pese a la complejidad de su patronaje, el estilo que representa la mujer Blumarine es muy práctica, adaptando cada pieza al día a día y a las cenas más elegantes. Al final, las creaciones de Moliniari están muy influenciadas por el cambio constante y la adaptación de la mujer al mundo actual, con sus necesidades y su ritmo de vida.
La sensación de fluidez es continua, gracias a los tejidos delicados con los que trabaja y su tacto sedoso. Por otra parte, los drapeados, los plisados, las transparencias, los brillos y el juego de hombros descubiertos generan un aspecto sensual, pero sofisticado a la vez. Además, sus diseños no pierden en ningún momento ese aspecto relajado y cómodo. Prácticos para todo tipo de ocasiones.
Feeling blue.
Dentro de la firma italiana Blumarine encontramos tres pilares de negocio: la principal línea Blumarine, una juvenil Blugirl y los aromas de Be Blue. Siguiendo la estética mediterránea que aboga por lo fresco, la felicidad y la posibilidad a través de sus productos, la marca al completo ofrece colecciones de mujer con sus respectivos accesorios, una serie de monturas de gafas para vista y de sol, la gama de fragancias frescas, una colección infantil e incluso una línea de hogar.
Alianza creativa.
La firma no solo trabaja con modelos de la talla de Candice Swanepoel o Irina Shayk, leyendas como Cindy Crawford, Eva Herzigova, Helena Christensen, Naomi Campbell, la ex primera dama de Francia Carla Bruni o la bellísima Monica Bellucci; sino que también incluye la colaboración junto a los fotógrafos de renombre como Helmut Newton, Tim Walker o Craig McDean entre muchos otros. Una línea de profesionales que le ha sido posible gracias a su trayectoria.
Su inspiración creativa llega mucho más allá y se une a la empresa de muebles italiana de 95 años Calligaris en el lanzamiento de una pieza de coleccionista muy habitual en todas las casas del mundo: una silla. El modelo más reconocido de la firma de diseño es una de sus sillas con siluetas retro, pero esta vez forrada con las famosas rosas de Anna Moliniari en tres tonalidades diferentes: blanco y negro, blanco y rojo, blanco y azul.
Finalmente, su vena artística le llega hasta el mundo editorial. Con motivo de la celebración de sus 40 años de historia, Blumarine recogió todas sus campañas y parte de su historia y legado en una publicación donde reunía todos los datos respectivos y de interés culturas de la marca y la diseñadora creativa. Gracias al trabajo de la editora de moda Manuela Pavesi, las palabras de Elena Lowenthal y la edición de Maria Luisa Frisa, ?Anna Moliniari, Blumarine? se convirtió en una realidad física, un volume al que recurrir en busca de inspiración.