Erdem representa una revisión del arte clásico llevado a la contemporaneidad de nuestros días. Es a través de la experimentación de los tejidos con nuevas propuestas mediante los cuales ofrece un nuevo enfoque del arte pictórico clásico en su transformación a la vida real. Origen canadiense, formación británica y experiencia mundial.
Considerado como el niño mimado de la moda londinense, la firma de lujo dirigida y creada por Erdem Moralioglu tiene un espectro barroco muy afincado en su base. Aunque es el universo sobre el que se erige y se desenvuelve en el cual podemos apreciar el ambiente artístico y moderno que transmiten cada una de sus piezas de coleccionista.
Influencias muy clásicas.
Erdem Moralioglu empezó su andadura en el diseño con una formación en Canadá, aunque más tarde se codearía con dos de las diseñadoras de moda más prestigiosas del mundo, que marcaron un antes y un después en la historia de las tendencias. Se graduó en la Royal College of Art de Londres y empezó como becario junto a la británica Vivienne Westwood en el año 2000.
Su desarrolló siguió creciendo y desenvolviéndose con soltura, lo que le permtió viajar hasta Nueva York en 2004 para trabajar junto a otra gran artista: la diseñadora Diane von Furstemberg. Dos mujeres que marcaron con mucha fuerza las últimas décadas del siglo XX y que difundieron la libertad de la mujer sin perder su feminidad, ni que por ello debiera sexualizarse su figura.
Una visión que Erdem se quedó para después enfocarlo en su propia marca, pese a que el rumbo de diseño que él decidió tomar tenía más bien poco en relación con la estética final de ambas, así como en los ambientes en los cuales se solían frecuentar sus diseños. Para él, su firma representa unos clásicos muy relacionados con la cultura, sobre todo en cuanto a la rama pictórica, y que se desarrolla en la actualidad gracias a la experimentación de las texturas con las que crea sus ideas.
No será hasta el año 2005 cuando, tras su breve etapa de aprendizaje entre dos figuras muy grandes del diseño textil, Erdem Moralioglu se lace a crear su propia firma de moda de lujo. Ese mismo año debuta en la pasarela Fashion Fringe de Londres con una colección propia y con una visión de lo que será su marca a lo largo del futuro prometedor que le espera en ese momento.
Detalles característicos y únicos.
Su crecimiento dentro del diseño no ha sido lanzado, pero tampoco ha ido tan lento. Pese a crecer muy poco a poco, su nombre es reconocido entre las altas esferas. Esto es debido, en gran parte, al estilo de prendas con las que él recrea su visión del arte clásico. Se trata, por lo tanto, vestido de lujo que necesitan moverse en ambientes sofisticados.
Como principales fuentes de inspiración, Erdem cuenta con una base barroca muy latente, seguido de un remate final floral que da suavidad a sus estilismos, sin por ello dejar de estar recargados de detalles. En definitiva, el resultado es una pieza muy femenina, pero nada empalagosa, sino que se refleja un carácter especial, una dedicación íntegra en cada uno de las piezas finales.
Bajo la firma londinense, el diseñador consigue unir dos cosas que parecían impensables, pero que siguen siendo difíciles de lograr sin un conocimiento previo de los materiales y la cultura. La tradición y la modernidad se juntan de una manera totalmente natural, dejando entrever la clara influencia del arte pictórico clásico en tejidos de lujo y con un gusto muy actual.
Entre sus diseños destacan algunos detalles específicos como las transparencias en tonos neutros, los estampados florales y los detalles engarzados en las telas, como las perlas o algunos brillantes a modo de joyas. Los materiales de lujo que utiliza en todas sus colecciones suelen tener un acabado con brocados que transmiten una mayor sensación de clasicismo y barroquismo implícito en los vestidos, pero sin que acabe siendo un recargado pesado, sino en su justa medida.
Para Erdem, el colorido es imprescindible, ya que escoge los tonos más oscuros y lisos, como negros, grises o azules marinos, para el fondo de tela que funcione como el lienzo para su creatividad. Este lado más artístico se demuestra en torno a los contrastes conseguidos en los colores de los hilos para el bordado de las flores, los brillos de las gemas que decoran la pieza aportándole un brillo destacado o demás detalles muy precisos y sofisticados.
Además...
Poco antes de abrir la que sería su tienda emblema en Londres, su línea de compra online se abre por fin al público en 2014 para aquellas personas que no cuentan con la oportunidad de ver sus diseños o de los afortunados que puedan permitirse uno, pero que no tengan uno de sus establecimientos cerca. Pese a su difícil disponibilidad en tienda propia, cuenta con más de 170 países con algún tipo de punto de venta multimarca.
Algunas de esas zonas reservadas para Erdem están relacionadas con lo más grande del lujo mundial en cuestión de costura, como las estanterías de Barney's en Nueva York, Bergdorf Goodman, la londinense hiper conocida Harrods, Le Bon Marché o su tienda propia en la Quinta Avenida de Nueva York. Porque para una firma como esta, solo tiene reserva para los mejores establecimientos.
Justo cuando su carrera estaba despegando de una manera un poco más acelerada, pero sin un despunte muy llamativo (ni requerido para el tipo de mercado al que se dirige), la firma lanzaba una colección junto a una marca low cost con la que pretendía dar a conocer su nombre, su filosofía y parte de su trabajo a aquellos a los que todavía nos les había llegado su nombre. Es en el año 2017 cuando se crea un evento a escala global de la colección cápsula Erdem X H&M.
En ese preciso momento, Erdem participaba en el Fashion Film dirigido por Baz Luhrman. Un año más tarde, lanza otra colaboración con una marca de rango de precio inferior, pero totalmente diferente a su campo: crea la colección Strange Flowers junto a la cosmética de NARS. Además, su relación con la cultura es más que notable, aunque a esta faceta suya tan artística habría que sumarle su participación junto al Royal Ballet de Londres en la creación del vestuario del bailarín Christopher Wheeldon.
Su manera de trabajar y su buen hacer en el mundo de la moda le ha sido reconocido, no solo por el aval público, sino que han sido numerosas las organizaciones de moda que se han rendido al bajo de sus vestidos. Sobre todo, por lo que al British Fashion Council se refiere, uno de los premios más prestigiosos de todo el mundo con sus innumerables categorías, entre las cuales destaca año tras año desde su primer título conseguido en 2008.