La marca de complementos y accesorios de calidad y lujo de Furla es conocida por sus productos. Alejada de los convencionalismos con los que se podría identificar fácilmente una empresa de alta gama, a esta casa italiana se le reserva la condición de ser extremadamente colorida, divertida e ingeniosa.
Dedicada al mundo de los bolsos como principal fuente de ingresos, las líneas hombre y mujer se llenan también de calzado y otros accesorios de uso diario. A estos dos últimos no se le ha dado todavía la importancia que deberían, aunque Furla es más conocida por los primeros complementos, que abastecen con creces las expectativas de los clientes y seguidores, así como llena las arcas de la empresa familiar.
La insignia clave para entender el por qué de tanto revuelo reside en su propio origen. Nacida en 1927 y creada de la mano del empresario y visionario Aldo Furlanetto, la marca siguió creciendo con el paso del tiempo pero manteniendo su esencia principal: la artesanía. Creada en la ciudad italiana de Bolonia, esta empresa se creó con la intención de despuntar como una compañía dedicada a la distribución al por mayor de productos creados y diseñados en Italia.
Mayoritariamente se trataron de accesorios y complementos dedicados a las líneas femeninas, aunque con el tiempo fue creciendo y abriéndose camino hacia nuevas metas y un público masculino más moderno y exclusivo. Todavía hoy sigue perteneciendo a la familia de Aldo Furlanetto, aunque los puestos de mando y los directivos que más publicidad crean con su imagen sean externos al árbol genealógico.
Los años de Furla
En el año 1995 se abre su primera tienda oficial situada en su ciudad natal, Bolonia. Manteniendo el sitio con el que se inauguró, la casa Furla todavía hoy se puede visitar en su establecimiento el la vía Ugo Bassi, calle donde su actividad no se ha visto estancada.
Los hijos del fundador Aldo serían los que continuarían esa cadena familiar con la que se le reconoce actualmente. Carolo, Paolo y Giovanna son la segunda generación que se incorporó en la empresa a partir de los años 70 y con los que nació la primera línea oficial propia de bolsos dedicados al ala femenina. A la siguiente década se le corresponde su expansión que, en vez de conformarse con los países europeos más cercanos, decidieron llevar su marca a Estados Unidos, después de pasar por el resto de Italia y dejar huella en Francia.
Durante los años 90 surge una nueva revolución empresarial. Sus ansias de más comercio, y la consecuente subida de sus ventas, hace que Furla decida lanzarse a lo grande con tiendas propias en España, Reino Unido y Alemania en la Europa Occidental; mientras que China y Japón son sus destinos principales en Asia.
Sin salirnos de esta etapa y llegando casi al final de milenio, la marca se compromete con el arte de tal manera que, en 1999, crea el que será uno de los premios de arte contemporáneo más prestigiosos del país: Furla per l'Arte. Este galardón se entrega de manera anual a jóvenes talentos de este sector artístico que buscan su difusión y enriquecimiento de talento entre las expresiones más modernas.
Cambiando ya de siglo, sus creaciones siguen renovándose cada año, sus bolsos consiguen la categoría de iconos y más gente busca adquirir uno de los accesorios de la casa italiana. El arte, la modernidad y la tradición cada vez están más unidos y en sintonía.
En el año 2008 se crea la Fondazione Furla para dar cabida a sus creaciones, sus ideas y la historia de la propia casa. Aunque su lado más digital también nace en ese mismo año, ya que la marca lanza su dominio on line y empieza a comercializar sus productos vía Internet. Tres años después esa revolución seguirá siendo su fuente inspiración.
Es en 2011 cuando las tiendas de Furla cambian su diseño conceptual y se vuelven más minimalistas, donde lo que preside son unas estanterías sencillas con una decoración diáfana en los cuales son los bolsos y sus otros complementos los que destacan. El colorido, la diversidad y el diseño van implícitos en los propios productos. Así mismo, la comercialización al por mayor de sus productos se amplía y ofrece la posibilidad de un mercado al por menor.
La firma crea su boutique insignia en Milán, donde más tarde crearán el Palazzo Furla en 2015. Pero antes de eso, en el año 2012, Furla protagoniza una gira de sus productos con el Atelier Candyssima, en honor a su 85 aniversario y con un juego de palabras ofrecido por uno de sus últimos diseños: el bolso Candy.
Colaboraciones y diseños
Su estilo marcado y sus bolsos son lo que más llama la atención de esta empresa donde la familiaridad, la innovación y la artesanía priman. Es por ello que el fotógrafo Mario Testino ha colaborado ya varias veces con ellos para firmar varias de sus campañas, así como su contrato con la firma de relojes Morellato -con los cuales cierran una alianza de cinco años que comprenderá el periodo entre 2016 y 2021-, así como el diseño de los pañuelos junto a Ratti.
Las nuevas tendencias y exigencias del mercado se adaptan a unos diseños que se renuevan cada temporada. El trabajo artesanal y el diseño propio inspirado en el estilo italiano consiguen que el lujo, la imaginación, la diversión y la moda se plasmen en un solo productos. El Candy Bag, el Dr. Bag o el Piper son solo alguno de sus modelos más reconocidos.
Furla en datos
La empresa de Furla sigue estando en manos de la familia Furlanetto, aunque sus características en números ha cambiado bastante. Ahora priman los espacios minimalistas, donde se apuesta por la calidad que sus más de 1600 empleados demuestran en su trabajo. También consiguen presumir de ser una de las pocas casas que da ocupación a gente joven y donde la mayoría son mujeres -casi el 90% de la plantilla-.
Su presencia se establece en el millar de establecimientos multimarca y en más de 300 boutiques o tiendas propias. Su figura se logra gracias a su distribución en más de 60 países, así como estar presente en el armario de artistas y miembros destacados de la realeza europea, como la Reina Letizia, que en alguna que otra ocasión la hemos podido ver con un accesorio de Furla en las manos.