La moda es cíclica, pero el éxito de las botas de agua más famosas perdura pese a las inclemencias de las nuevas tendencias. La marca que hoy conocemos tal y como es nació en el año 1856, aunque se dedicaba a la fabricación de objetos de goma, tales como cinturones, ruedas o mangueras. Nadie pensaría por aquella época que esta casa británica legaría a convertirse en una de las firmas de moda más demandadas (y caras) de la moda.
Más de siglo y medio de vida
Durante la mitad del siglo XIX, los norteamericanos Henry Norris y Spencer Parmelee decidieron fundar una empresa dedicada a la manufactura de productos realizados con goma. Después de conseguir una de las pocas licencias con las que poder trabajar el caucho vulcanizado, para así conseguir productos más duraderos y resistentes, empezaron a decantarse por otra serie de productos de mayor alcance: las botas de agua.
Actualmente, la Hunter Boot Ldt, nombre con el cual se le rebautizó a la empresa a mediados del siguiente siglo, cuenta con su sede principal en Londres. A pesar de haber sido una marca nacida en Edimburgo, ciudad situada en la zona norte de Reino Unido, la marca escocesa es casi patrimonio del ambiente urbano londinense.
Un estilo muy trabajado
El caucho vulcanizado es el material base con el que siguen trabajando. Pese a que no es su única meta a conseguir, sino que buscan otros materiales o procesos con los que seguir trabajando y que sigan siendo igual de impermeables que hasta ahora, desde la dirección de la firma inglesa aseguran que su principal reconocimiento reside en el hecho de seguir fabricando piezas de primera calidad.
Asegurándose siempre de que cada bota que sale al mercado está en óptimas condiciones para representar a la casa una vez salgan a la calle, las Hunter que conocemos hoy tienen mucho que ver con las primeras fabricaciones. aunque los procesos de fabricación y las últimas tecnologías aplicadas a la fabricación de estas se ha ido desarrollando y mejorando con el paso de los años, los patrones clásicos siguen siendo toda una referencia en el diseño actual.
Entre diseñadores
Alasdhair Willis, el actual director creativo de la firma Hunter y marido de la conocida diseñadora Stella McCartney, es el encargado de que cada bota de agua que salga al mercado se consecuente con las bases de la casa desde el año 2013. Comodidad, calidad y protección -amén de un buen diseño adecuado a las nuevas tendencias- son los pilares con los que debe lidiar a diario, además de saber aplicar el resto de conceptos empresariales y de diseño.
Uno de los éxitos más rotundos de Hunter, además de la ya de por sí famosa insignia de la casa sobre cada una de sus piezas, fue la colaboración con la firma de calzado de lujo Jimmy Choo. La colección lanzada en 2009 rediseñó las clásicas Wellington en materiales más sofisticados e identificables con el trabajo al que nos tiene acostumbrados Choo: la piel. En colores sencillos y originales, como el negro y el rojo, las Hunter absorbían un nuevo matiz de moda de lujo gracias a la mano de la casa de zapatos inglesa.
La bota que conocemos en la actualidad, el diseño con el que se trabaja para su serie original, es la que se creó en el año 1956. Un siglo después de su apretura como empresa de materiales de goma, Hunter creaba la que sería su bota más icónica. Sus otras dos líneas, Fiel para un estilo más moderno y Kids para los pies más pequeños de la casa, siguen abriendo nuevas sendas en la historia de la firma.
Leyendas que se convierten en realidad
Uno de sus modelos más reconocidos y vendidos sigue siendo la bota Wellington, que cuenta con la caña más alta que el resto de sus compañeras. Se dice que el duque de Wellington, durante la primera mitad del siglo XIX, estuvo en una búsqueda continua de un par de botas resistentes e impermeables, tanto para sus cacerías como para el combate.
Los zapateros de la región intentaron dar con el modelo perfecto para el Duque, hasta que Hunter encontró la respuesta perfecta. El final de la historia es que, pese al diseño conseguido, quien requería de estas botas falleció unos años antes de que pudiera ver al fin el diseño que tanto había estado buscando. Con los años, este modelo sería reinventado y actualizado, solo que siempre se volvería al estilo original, con el cual las Hunter se hicieron famosas.
Al igual que ocurrió con la mayoría de empresas o casa de moda durante principios del siglo XX, Hunter tuvo que prestar sus servicios al diseño y producción de materiales indumentarios de calidad para los combatientes del frente. Fue durante la Primera Guerra Mundial cuando las trincheras se calzaron con un par de botas para cada soldado del ejército británico. Se dice que, durante la contienda, la empresa amplió su cuadrilla de trabajo exponencialmente y que sus máquinas trabajaban durante las 24 horas del día para hacer frente a la incipiente demanda.
Éxito garantizado
Sus mayores representantes son las influencias británicas. Tales como la propia Diana de Gales o Kate Moss han lucido sus famosas botas, y no precisamente limpias e impolutas, sino para lo que sirven: proteger los pies del agua y el fango. Estas dos celebridades, junto con las crecientes influencias mediante redes sociales, son las que continúan haciendo la reglamentaria publicidad gratuita de Hunter.
No solo por su diseño, su colorido y su textura cómoda y versátil de caucho le han servido a esta marca para marcarse uno de los tantos más aclamados en la industria, sino que también es símbolo de distinción. Y es que la casa con la que se viste dice mucho de la personalidad que la luce.
Un look con unas botas de agua puede ser original y muy adecuado para las fechas de entretiempo con sus continuos cambios meteorológicos, pero llevar unas Hunter es otra cosa muy distinta. Su nombre sobre la parte delantera de los modelos con esa caligrafía cuadrada y simple es, en ocasiones, la que hace soñar con poseer las famosas botas de agua a más de una persona.