Marta Capo, una mujer que empezó con unas piedras como cuentas, siguió su propio destino marcado y acabó creando una de las firmas más jóvenes en el arte del cuero curtido, las piezas de moda más tradicionales y la artesanía por bandera. Esta es la breve, pero intensa, historia de una mujer con carácter que hizo todo lo posible por mantener a una parte muy importante de su familia. Para ello, tuvo que hacer uso de su creatividad y de su originalidad para crear lo que hoy es todo un referente en estilo.
Una historia muy personal
Surge de la idea de una barcelonesa que, tras pasar un duro periodo, los caballos fueron su terapia de curación. Al no poder hacerse cargo de ellos, recurrió a la originalidad y a su creatividad propia: hacer piezas de bisutería con piedras de colores. En una de esas visitas a sus establecimientos preferidos para hacerse con una de sus piezas clave, descubrió la labradorita.
Esta piedra llamó tanto su atención que quiso descubrir un poco más de ella. Indagando para saciar su curiosidad, se topó, sin quererlo, con lo que sería una piedra en el camino de su destino: una leyenda indígena. Su colorido nos recuerda a una aurora boreal, que es de donde se dice que surgieron estas pequeñas piezas.
Según la leyenda, un guerrero de la tribu Inuit golpeó con su lanza el cielo, lugar desde el cual empezaron a caer a la tierra las labradoritas. Una piedra que simboliza la creatividad, la espiritualidad y el aumento de la autoestima. Ideal para Marta Capo, que necesitaba ese pequeño empujón para encontrar una solución para sus caballos.
Su relación se establece a través, no solo de su filosofía, sino de las propias pieles que utiliza. La creadora de la firma quiso especializarse un poco más en la cultura y las tradiciones de los Inuit, por lo que descubrió que cada guerrero debía honrar a su animal de guerra o su tótem cuando moría. Aunque también debía respetar y consagrar al espíritu animal en sí, sin necesidad de pertenecerle.
Por eso, Capo utiliza las pieles y las labradoritas, los tejidos y los estampados típicos característicos de los Inuit, para sentir esa conexión y mantener esa convivencia con el medio que nos rodea. Eso sí, todo de manera artesanal, sin perder esa esencia que solo las tribus indígenas son capaces de seguir creando.
La piel es su esencia prima
El calzado, ya sea en botas, botines o sandalias; los pantalones de estilo cowboy y las faldas abiertas y asimétricas; bolsos bandolera, riñoneras tradicionales y mochilas redondeadas, recuerdan a los cortes y el estilo que podríamos identificar con facilidad con la cultura de las tribus indígenas Inuit. El detalle del pelo o la lana en algunas de sus piezas, así como las hebillas y los cinturones que se agrupan en el estilo de algunas de sus colecciones, nos dan ese aporte novedoso y más actual.
Los precios, para adaptarse a la calidad y al material del que se están hechas cada una de sus piezas, no es excesivo, por lo que colaborando con la firma se ayuda a que siga progresando esa esencia natural y artesanal que, hasta hace bien poco, parecía en vías de extinción. Aunque aparecen otros modelos y cortes especiales, los complementos son sus mejores ventas. Tanto para los jóvenes como para los estilismos más adultos, sus accesorios son los complementos perfectos para completar un look más casual o formal.
Por otro lado, Marta Capo ofrece sus productos a través de su página web, donde las fotos aparecen hechas en el mismo sitio -un árbol le sirve de modelo para representar la sintonía con la naturaleza-, donde se juntan ambas partes esenciales de la firma: la tradición y su mundo personal. Sin perder de vista el estilo, la creatividad de sus modelos únicos se acerca sin problemas a las necesidades actuales, sin que por ello se vea afectado su carácter indígena.
De tribu en tribu: el arte clásico
Además de las colecciones que todos podríamos identificar con las piezas esenciales de las tribus indígenas como los Inuit, Marta Capo también añade otras líneas que comparten con esta filosofía de vida el arte, la creatividad, la espiritualidad, el respeto por el medio que le rodea y el encontrarse con uno mismo. En este caso, su colección Oriente añade un mayor colorido y cuenta con motivos geométricos que recuerdan a las estampas árabes tradicionales del arte marroquí e hindú.
Con su colección África, Inuit intuye que sus formas deben ser un poco más toscas y menos elaboradas, para dejar al aire toda la esencia principal de los materiales. Como en las capas de piel o los kaftanes y las túnicas tradicionales de las últimas tribus del continente africano, así como los estampados en animal print, que nos recuerdan la naturaleza salvaje de la que se nutre y se rodea la gente a la que se pretende honrar con esta línea.
En las dos grandes capitales
Inuit nació en Barcelona. Allí creció y se desarrolló como marca y como método de vida. Pero, con el tiempo y parte de su éxito encima, la firma tuvo su pequeña aparición en la capital. Aunque esta fue durante un breve periodo de tiempo. Pese a ello, la única tienda que cuenta con un espacio reservado para sus piezas exclusivas sigue teniendo una localización barcelonesa, desde donde su creadora puede hacerse cargo de primera mano de sus colecciones y sus clientes.
En el Espacio de Decoración y Moda Guáimaro de Madrid, Inuit tuvo su pequeño espacio reservado. Durante tres días consecutivos -el 16, 17 y 18 de octubre del año 2014-, la firma pudo darse a conocer de primera mano entre los asistentes a esta concentración tan importante. Siendo sus productos los más naturales posibles, sus piezas curtidas en cuero de vacuno, oveja, cabra y mouton (cordero) causaron una verdadera tendencia. Eso sí, desde ese mismo año, la firma ha repetido en la concentración con asiduidad.