Los padres normalmente piensan en qué modelo llevar y luego, después de algún que otro rompedero de cabeza, se plantean cómo vestir a los niños. Esto hace que tampoco sea mucho el ímpetu que ponemos en elegir algo que sea acorde, se ajuste al presupuesto y con lo que ellos se sientan cómodos.
Por si todos estos factores no fueran suficientes para dificultar encontrar el look infantil más adecuado para una boda, hay determinadas edades que actúan como una carga más. Nos estamos refiriendo a la época pre adolescencia y buena parte de la misma. Es entonces cuando la oferta comercial tampoco ayuda, porque presenta propuestas infantiles y adultas, sin puntos intermedios. Esto puede conllevar un gran conflicto entre los hijos y los padres, incapaces de encontrar la ropa adecuada para la ceremonia.
Propuestas clásicas para ellos
Al igual que ocurre con los adultos, resulta más fácil vestir a un niño que a una niña aunque lo más correcto sería decir que con ellos siempre hay una apuesta resolutiva: los trajes. Da igual la edad que tenga el niño, aunque sea apenas un año, porque un traje siempre encajará para asistir como invitado a una boda.
Cuando son pequeños los trajes hacen que a todos se nos escape una sonrisa al verlos, con su americana y zapatos, emulando a los adultos. Si están en la adolescencia seguramente no pongan objeciones a esta indumentaria porque les hará sentirse mayores. Mientras no crezcan demasiado, u n traje puede ser utilizado en futuras ceremonias.
Si queremos darle un toque atrevido o de color a su look nada como escoger una pajarita -o una corbata- llamativa, ya sea por la tonalidad o porque represente figuras graciosas. Ellos mismos pueden elegir la que más le guste, ya sea de su color preferido o con alusión a unos dibujos animados. Además, así participará en el proceso de compra, algo que siempre les gustará más que se les imponga una indumentaria.
Un estilo algo menos formal para una boda pero probablemente con más posibilidades de ser utilizado en días sucesivos, es aquel compuesto por unos pantalones estilo chinos, un polo o una camisa y unos zapatos deportivos. Es una propuesta perfectamente válida para estas ceremonias y que puede volver a ponerse los domingos, para una comida especial o para ir a visitar a los abuelos.
Es recomendable descartar looks deportivos para una boda. Esto incluye vaqueros, camisetas, sudaderas y zapatillas de deporte. Pueden usarse como plan B, eso sí. Después de que se haya celebrado la ceremonia y el convite se puede cambiar la indumentaria formal por otra de este tipo para que el niño juegue con total libertad y sin miedo a estropear la ropa.
Diversidad para ellas
A la hora de plantearse qué ponerle a una niña para acudir a una boda las cosas se ponen más difíciles, en especial porque hay una mayor cantidad de opciones entre las que elegir. Un vestido es por lo general una apuesta segura aunque luego queda por seleccionar el estilo.
En sus primeros años de vida, cuando aún no son plenamente conscientes del sentido de la moda, los vestidos con faldas voluminosas en tonos claros son los más repetidos. Se combinan con zapatos en los mismos colores y se pueden completar con una corona de flores. Es el estilo más clásico para una boda.
Sin embargo, a medida que la niña crece, la labor de encontrarle un vestido acorde se dificulta. A partir de los siete u ocho años raramente querrá usar este tipo de vestidos al considerarlos de niña pequeña, por lo que habrá que elegir otros más acorde a su edad. Los tejidos cambian y se pueden admitir prácticamente de todo tipo, a excepción del algodón, que resulta demasiado informal. También se puede cambiar el vestido por un conjunto de falda y top, aunque los pantalones pueden resultar demasiado informales.
No se trata tampoco de vestir a la niña como si fuera una recreación pequeña de un adulto, porque es algo que no acaba por resultar y parecerá que va disfrazada. Como sugerencia os proponemos un divertido tu-tú. Son cómodos, fáciles de combinar y a la mayoría de las niñas les gusta acudir a una ceremonia como es una boda sintiéndose como una bailarina.
Podemos introducir colores más llamativos en su indumentaria, algo con lo que ellas sin duda estarán de acuerdo. Este año destacan especialmente los verdes, azules y rosas, que han de combinarse con los complementos que lleven. Los zapatos: unas manoletinas o unas sandalias, en temporada de verano.
Los adolescentes
Vestir a un adolescente para una boda es, probablemente, la labor más complicada. No quieren ir vestidos como niños pero la ropa de adultos tampoco acaba de asentarles. En el caso de las chicas es más complicado porque puede que quieran usar tacones o escotes con los que sus padres no estén de acuerdo.
La mejor recomendación es empezar a buscar la ropa con cierta antelación y con mucha paciencia. La cuestión es llegar a un acuerdo entre lo que ella y sus padres quieren. Vestidos vaporosos, sandalias con unos cuantos centímetros de tacón y un bolso de mano son la propuesta a la que más se acaba recurriendo.
Los pajes
Si hay niños importantes en una boda estos son los pajes, encargados de llevar las arras o portar los anillos. Son parte importante de la ceremonia y esto se refleja también en el tipo de ropa que lleva. Habitualmente van muy elegantes, recurriendo a vestidos con voluminosas faldas y fajines para ellas y a trajes para ellos.
En tiendas de novias es fácil encontrar la ropa para los pajes pero también pueden resultar algo caros. En caso de querer recurrir a algo más económico o más informal la clave es recordar que el traje de los niños debe ir a juego con el de los novios, especialmente el de la novia. Buscar algo que combine con el estilo y tonos del vestido de novia.
Por eso si ella opta por un estilo elegante y recargado ellos deben hacerlo también, pero si prefiere un estilo informal, ibicenco o hippie ellos no han de parecer tan serios y se han de buscar vestidos blancos desenfados o conjuntos estampados.