La Primera Comunión de un hijo es todo un acontecimiento en la familia y como tal una fuente de quebraderos de cabeza que, en la mayor parte de las ocasiones, nada tienen que ver con la celebración religiosa en si. El convite, el presupuesto para toda la organización y el vestido, en el caso de que se trate de una niña, suelen ser los temas que más problemas pueden dar a los padres a la hora de preparar la Comunión.
Hace unos años el vestido de Comunión no solía ser un problema. Cualquier niña quería lucir uno, al igual que casi todos los niños se querían vestir de maninero o almirante. Ellas lo asimilaban con la fantasía de ir vestida de novia, de blanco, y esa sensación les gustaba a casi todas. Pero es verdad que cada vez hay más niñas reacias a ponerse un vestido como esos.
Hay que tener en cuenta que la moda infantil ha evolucionado muchísimo en los últimos tiempos y que el vestido de Comunión convencional nada tiene que ver con ella, se ve como una prenda obsoleta que no encaja con la que están acostumbradas a llevar las niñas. Y es normal que se sientan raras al ponérselo, aunque sea solo durante un día.
Algunas siguen estando encantadas de vestirse de blanco y ser protagonistas durante unas horas, pero otras se muestran horrorizadas en cuanto se ven cerca de un vestido de Comunión. ¿Qué alternativa hay si tu hija no quiere ponérselo?
Ideas y vestidos obsoletos
Lo primero que hay que tener en cuenta es que recuerdes que es una niña y tú un adulto. Su opinión cuenta, pero eso no significa que sea acertada. Puede que se niegue a ponerse un vestido de Comunión porque la idea que tiene en la cabeza no le gusta, pero es que esa idea tampoco tiene que ser real.
Además, a todas nos ha pasado que hemos visto un vestido -sin tener que ser de Comunión- y hemos negado con la cabeza, pero al ponerlo hemos descubierto que en realidad sí nos gusta y nos queda bien. Así que lo primero que has de hacer es convencer a tu hija para que acepte ir a una tienda, ver diferentes posibilidades y probarse alguna de ellas. De hecho le estarás dando una lección para el futuro.
Convencerla para que vaya de compras
Razona con ella y convéncela para que acceda a ir de compras y no lo haga con un espíritu negativo, que no se predisponga ella misma a rechazar el vestido por el simple hecho de que se ha empeñado en que no le gusta. En este punto es importante también descubrir si de verdad no le gusta llevar vestido de Comunión o está influenciada porque a alguna amiga suya no le gustan. Ya sabemos cómo de influenciables pueden ser los niños a estas edades y más vale estar seguro de cuál es su opinión.
Una vez ha accedido a ir a mirar vestidos hay que seleccionar aquellas tiendas que mejor se puedan ajustar al gusto de la pequeña. Puede que donde viváis la oferta no sea muy amplia, así que investiga qué puedes encontrar en localidades cercanas, incluso a través de internet. Si de antemano ha rechazado un vestido de Comunión probablemente es porque la imagen que tiene en la mente es la de los modelos más clásicos, propios de un tiempo atrás. Los establecimientos que tienen este tipo de vestidos es mejor descartarlos y optar por otros.
La actualización del vestido de Comunión
Hoy en día existen firmas que han actualizado el tradicional vestido de Comunión con nuevos patrones, telas e incluso colores. Tul o gasa están presentes en este tipo de diseños, así como el rosa o el dorado para los detalles del vestido. Se podría decir que son más actuales, combinan mejor con el estilo de vestir de las niñas de hoy en día y a ellas les suelen gustar bastante más.
Es fácil que cuando los vean caigan rendidas y se replanteen eso de no querer ponerse un vestido de Comunión. Son modelos minoritarios dentro del catálogo que ofertan las tiendas físicas, así que si no encuentras lo que estás buscando es muy probable que la solución esté en Internet.
Diseño único con una modista
También está la posibilidad de acudir a una modista para que haga el vestido, de modo que podáis decidir hasta el último detalle de qué poner o quitar al modelo que lucirá tu hija el día de su Primera Comunión y ella se sienta más cómoda. De primeras puede parecerte algo muy caro, pero teniendo en cuenta el presupuesto que tienen este tipo de prendas en las tiendas no habrá mucha diferencia.
De hecho, puede que hasta te salga un poco más barato -en función del patrón y telas a usar- que si compras el vestido en un establecimiento convencional. Y eso sin contar un valor añadido: ese vestido será único, no habrá otra niña que lleve el mismo modelo el día de su Primera Comunión, ha sido hecho exclusivamente para tu hija.
La posibilidad de ir de calle
Si a pesar de las opciones dadas a la hora de elegir un vestido de Comunión que pueda gustar a tu hija la niña aún no se niega en redondo a vestir de blanco aún queda una última opción: renunciar a que lo lleve. Tomar la Comunión puede hacerse con un vestido blanco o con unos vaqueros, la indumentaria no condiciona el hecho en sí, más bien es una imposición de la sociedad la ropa que se utiliza.
Existe la posibilidad de ir vestida de calle a tomar la Primera Comunión, con ropa que la niña elija y con la que se sienta cómoda. Pero es algo que has de consultar primero con el sacerdote que vaya a oficiar la ceremonia, puesto que suelen tener sus propias normas en este sentido. Los hay que no aceptan que los niños vayan vestidos de calle, en cuyo caso puedes plantearte cambiar de parroquia.
Pero también hay otros curas que fomentan que los pequeños no usen ropas especiales ese día ni que las familias se gasten cantidades extraordinarias de dinero en celebrar la Comunión. Es una forma de defender que no se derroche y la Comunión se convierta en un espectáculo en el que lo que menos importa es el acontecimiento en sí. También lo hacen por evitar que se evidencien las diferencias que pueda haber entre un niño cuya familia pueda permitirse esos gastos y otra que no o la Primera Comunión se convierta en una competición entre padres por ver quien gasta más en su hijo.