Sarah Burton ha demostrado con creces que sabe interpretar a la perfección el legado del desaparecido Alexander McQueen. Sus códigos están presentes en todas las colecciones de la diseñadora, fiel a los dictados de su creador. Quizá por eso, echamos de menos alguna que otra idea nueva, pero no por ello la propuesta de Burton resulta menos interesante.
El desfile se abría con unos impecables trajes de chaqueta, llenos de elementos destacables. Estas piezas recogen la herencia del mismísimo Fortuny y se entregan a un delicioso plegado, que se ciñe a la silueta femenina y termina por trenzarse, creando un motivo decorativo en espiral. Mangas, caderas y bajo de las faldas se adornan con tonos más oscuros, y formas que nos recuerdan a la flora del fondo marino. El protagonismo de la silueta es para hombros, de proporciones muy marcadas, y cinturas, ceñidas al máximo por grandes cinturones, para explotar en caderas bien marcadas. Las formas de la mujer se destacan sin disimulo. Tampoco falta cierto aire lencero en el escote de las chaquetas. Después aparecen los minivestidos, cuajados de volantes y formas rizadas, dando como resultado diseños voluminosos y casi orgánicos, pero delicados, a imitación de las criaturas marinas. Este organicismo toma como referencia la obra del arquitecto Gaudí, llena también de referencias a la naturaleza.
Inspiración marina para la noche
Para la noche se suceden vestidos que oscilan entre el blanco, negro, coral, plata y dorado. Las referencias al negro, parecen irrumpir en este mundo onírico casi como una gota de petróleo enemiga del mar. Aporta fuerza y rotundidad al desfile. En el caso del plateado, nos parece ver un banco de peces moviéndose en las profundidades del mar. Estos diseños se mueven entre el corte imperio y los cuerpos con referencias a la corsetería, seña de la casa. No faltan los volantes, los grandes escotes y las formas definidas, casi arquitectónicas.
Sin duda, la estrella es un diseño de noche acompañado de una espectacular capa (tendencia que hemos visto en la alta costura) cuya evolución sobre la pasarela ha sido como ver salir del mar un arrecife de coral.