Giorgio Armani es sinónimo de elegancia y estilo italiano. Nacido en Piacenta, una pequeña localidad de la campiña italiana, se acercó a la moda como muchos grandes genios, por casualidad. En 1957, después de dos años de idas y venidas a la facultad de Medicina de Milán y mientras buscaba trabajo para costearse su vida personal, su amigo Rachel Enriquez le ofreció un puesto en Rinascente, un equipo de arquitectos de la época que se encargaba de idear y crear la imagen de algunos de los más importantes grandes almacenes de Italia. La experiencia fue tan satisfactoria que a principios de los años 60, solo tres años después de incorporarse al equipo de diseño, se convirtió en asistente de Cerruti, quien fundó una nueva linea de moda con aire deportivo que bautizó como Hitman y donde Armani plasmó se formó como diseñador hasta 1970.
Fue entonces cuando, bajo la influencia de Sergio Galeotti, decidió crear su propia casa de modas. Desde el principio, los diseños que Armani subió a la pasarela mostraron y demostraron su talento con la aguja. Patrones clave que luego hicieron su fortuna: la chaqueta de mujer, inspirada en la de los hombres, pero no estructurada, se convirtió en el símbolo de una mujer empoderada y feminista que necesitaba elegancia práctica. La revolución se trasladó más tarde a los patrones de hombre, en un momento demasiado rígido y restringido. Chaquetas con suave caída, tejidos de calidad y colores vivos devolvieron la imagen de un hombre elegante, pero no austero, vanidoso, pero no extravagante. Los años 70 dieron el pistoletazo de salida de una carrera imparable.
El éxito internacional de Armani no se hizo esperar. A finales de la década de los 70, Diana Keaton recogió el premio Oscar por su papel en 'Annie Hall' con una chaqueta de Armani. Una blazer que la actriz combinó con una falda y que se convirtió en un look que situó al diseñador por primera vez en la alfombra roja de los premios más importantes del cine occidental. En 1980, un joven Richard Gere se vistió con los diseños de Armani en 'American Gigolo', película que le hizo alcanzar la fama y situaron a Armani en la cresta de la ola y el éxito. Convirtió el traje para la mujer en su seña de identidad. Trajes confeccionados con patrones y tejidos rígidos que rearmó en dos piezas suaves, perfectamente cortadas y desestructuradas. Experimentó con los cuellos, las mangas y la forma con la que se confeccionaban las camisas blancas, aportando al armario femenino el valor para incorporarse a un mercado laboral dominado por el discurso hegemónico, el hombre.BELLEZA Y ESENCIA ITALIANA
Lejos de lo que muchos se atreven a afirmar, Armani ha hecho historia. Una historia extraordinaria que hace volar nuestra imaginación al lugar donde el diseñador quiere que aterricemos, París. La capital francesa ha sido testigo de la tradición y herencia italianas con el desfile de Alta Costura de Armani Privé. En palabras del propio diseñador, la colección parte de una recuerdo personal: "En 1989 tuve un desfile de moda en el Palazzo del Senato de Milán y para mi colección de 1990 utilicé tres mantas ikat para hacer tres chaquetas. Eran preciosas, pesadas pero hermosas. Todavía recuerdo su efecto en la pasarela, un efecto extraordinario. Sin embargo y sin saber muy bien por qué, nunca más volví a usar una tela ikat " a lo que añadía, "Quizás porque, como es moda, una colección siempre es inesperada y deja la imaginación libre para experimentar. Empiezo a pensar primero en la tela y luego en la forma que se le dará a la ropa. Es importante que esto sea así", dice Giorgio Armani de una forma irónica y decisiva en el Pavillon Vendôme, donde tuvo lugar el desfile.
Diseños que se arman con uno de los métodos de teñir más complejos del mundo, el Ikat. Los hilos se tiñen antes de comenzar a tejer, dando lugar a poderosos dibujos en las fibras. El proceso se repite tantas veces como colores o tonalidades se quieran conseguir. Un proceso refinado que confeccionan prendas diseñadas para la mujer que participa activamente en el espectáculo de su propia vida, una mujer que se viste por y para ella. La magia de este proceso Ikat adorna grandes faldas confeccionadas en tul negro. Chaqueta cortas y ajustadas, faldas plisadas y vestidos con bordados que siguen las líneas de la silueta femenina dialogan con los zapatos de tacón alto o medio, pero siempre al mismo tiempo, sin confusión. Trajes chaqueta con suaves lineas rectas y teñidos con colores vibrantes. El rotundo mensaje es que, en 2020, e l color se impone sobre la sobriedad.