Las flores no son las únicos elementos que representan la primavera y Carolina Herrera ha decidido reinventar los estampados naturales tan propios de esta época para dar forma a su sutil y cuidada elegancia.
Los pájaros cubren los trajes diurnos de la diseñadora. Rojo y verde son los tonos que toman estos animales, siempre plasmados sobre tela blanca. Vestidos camiseros o faldas cruzadas por la rodilla son algunas de las prendas que hemos visto en Nueva York, siempre ajustadas a la cintura mediante cinturones de tiras en negro y rojo con detalles en otros colores.
Las rayas son el otro gran estampado de Herrera, que huye de las clásicas composiciones para presentarnos combinaciones irregulares con franjas de distintos tonos. El verde es el color estrella de esta parte de la colección, plasmándose en faldas de seda, pañuelos y camisas. Los motivos longitudinales también se imprimen en telas brillantes en azul y negro, llegando a convertirse en un espectacular traje de noche sobre fondo blanco.
La modista no se olvida de la mujer trabajadora y nos trae una nueva serie de vestidos por la rodilla, faldas y chaquetas donde buen corte y color forman un equipo infalible. Los pantalones se reducen a tonos blancos, grises y azul celeste, siempre con pinzas y de estructura ancha.
Carolina Herrera de noche
Más de una famosa ya habrá elegido alguno de los trajes de noche de Carolina Herrera para sus futuros eventos nocturnos. Los diseños más informales plasman los estampados anteriormente mencionados, pero los más propios de alfombra roja optan por combinaciones de un mismo tono.
Plata, amarillo y verde iluminarán las noches de la próxima primavera, con telas brillantes y escotes para todos los gustos. Los diseños rectos nos lo encontramos con discretas rayas o con frondosas colas partiendo del final de la espalda, mientras que los más vaporosos forman aberturas a la altura de los muslos que hacen fluir las telas a nuestro alrededor.
Una vez más, Carolina Herrera vuelve a ser sinónimo de elegancia.