Uno de los juicios más llamativos, y prescindibles, de los últimos tiempos es el provocado por el emblemático diseñador de zapatos Christian Louboutin, cuyas creaciones se caracterizan por una llamativa suela roja. Este detalle, sello de la casa y de la exclusividad, pronto fue copiado por pequeñas y grandes marcas, algo que provocó la ira de Louboutin, dispuesto a exigir sus derechos como autor, y que ha llevado a Yves Saint Laurent a los tribunales.
El veredicto final ya se ha hecho público y Louboutin tendrá que seguir viendo suelas rojas que no lleven su nombre. El juez que ha llevado el caso ha decidido dar una resolución con tanta clase como la de los implicados, explicando que la demanda de Louboutin tiene tan poco sentido como si Picasso denunciara a Monet por usar un tono de índigo en Los Nenúfares que él usa en sus cuadros con agua.
Obstaculizaría la creatividad y competitividad
"Los diseñadores de moda y los pintores se consideran, y son considerados por otros, involucrados en labores para las que el talento artístico, así como la expresión personal para canalizarlo, son vitales. Por otra parte, los elementos generados tanto por pintores como por diseñadores adquieren valor comercial", afirma el juez en su decisión, donde considera que limitar el lugar donde colocar un color obstaculizaría tanto el comercio como la libertad artística y la competitividad.
"El mayor rango de creatividad tiene salida en su nivel más alto, vibrante y global si todos los pigmentos del espectro de colores están libremente disponibles para que el creador los aplique, donde todo pintor y diseñador de trabajos artísticos es libre de escoger cualquier color del arco iris."