Desde hace días, las tienda de Balenciaga en todo el mundo permanecen vacías aunque siguen abriendo sus puertas como de costumbre. En sus inmediaciones han empezado a aparecer pintadas -como ocurrió en Rodeo Drive- que exclaman que " los niños son juguetes sexuales ". Por otro lado, TikTok ha sido el canal de protesta para antiguos clients de la firma que han optado directamente por quemar todo lo que había de Balenciaga en sus vestidores. Y todo por algo que no es 'peccata minuta' ya que, para muchos, vestir la maisón francesa es apoyar la pornografía infantil.
Ahora, 16 días después del lanzamiento de la primera campaña -la de Navidad y los niños con osos de peluche con artículos de BDSM-, ha sido Demnva Gvasalia, Director creativo de la firma, el que ha dado un paso al frente y se ha responsabilizado de lo ocurrido -pero solo de la mitad-. En la misma línea que Balenciaga, lo hacía con un comunicado a través de su cuenta de Instagram, completamente vacía y en la que solo se encuentra este post.
" Quiero disculparme personalmente por la errática elección artística del concepto de la campaña de regalos de Navidad con los niños y de la que me responsabilizo. Fue inapropiado escoger a niños para promocionar objetos que nada tienen que ver con ellos. Por mucho que a veces me guste provocar un pensamiento/reflexión a través de mi trabajo, NUNCA tendría la intención de hacerlo con un tema tan terrible como el abuso infantil que condeno. Punto y final. Tengo que aprender de esto, escuchar y asociarme con asociaciones que protejan a los niños y cómo contribuir a ayudar en un tema tan terrible. Me disculpo con todo aquel que se haya podido ofender por las imágenes y Balenciaga se compromete a tomar las medidas necesarias no solo para evitar cometer errores similares en el futuro sino también a tomar responsabilidades en la protección del bienestar de los niños de todas las formas posibles", versa el comunicado.
#CancelBalenciaga
Un comunicado que ha sido compartido por la cuenta oficial del trabajo de Demna para Balenciaga, pero no por la cuenta propia de la firma. Una disculpa en la que el Director creativo no anuncia su salida del puesto, lo que ha hecho que medios internacionales den por hecho que el georgiano mantendrá su puesto a pesar del escándalo que parece haber provocado ya una pérdidas millonarias para la casa. Una perdida económica acompaña de la evidente reputacional, especialmente porque la mejor amiga de la maison, Kim Kardashian, parece haber renunciado también a -por el momento- seguir haciendo promoción activa de Balenciaga y mucho menos ser la imagen de la campaña que tenían pensado lanzar de cara a 2023.
Para quien no se haya enterado, que ya parece difícil, la caída en desgraciada de Balenciaga no viene motivada únicamente por la campaña de los niños -que ya era más que suficiente-, sino también por la campaña primavera/verano 2023 que presentaba la segunda colección en colaboración con Adidas. Fotografiada por el italiano Gabriele Galimberti -para quien esta era su segunda campaña publicitaria como fotógrafo y que ha negado ya públicamente no tener nada que ver con la toma de decisiones de la misma, él solo se limitó a iluminar y disparar-, en varias de las fotografías se encontraron varios detalles que parecían ir en consonancia con el lado oscuro de la anterior campaña, lo cual no hizo más que echar leña al fuego.
En una de las fotografías -todas ambientadas en un oficina- se veía uno de los bolsos de la colección reposar sobre una pila de papeles y carpetas. Algo propio del imaginario de una oficina cualquiera sino fuera porque uno de los papeles que se deslizaba vagamente entre los demás se trataba de una de las hojas de una sentencia de 2008 del Tibunal Supremo de los Estados Unidos en la que se establecía que la pornografía infantil no estaba amparada en el derecho a la libertad de expresión que protege la Primera Enmienda.
Por si esto no fuera suficiente, en otras de las fotografías -en la que posaba la actriz Isabelle Huppert- se veía al fondo un libro de la obra artística de Michael Borremans y que bastaba con buscarla vagamente para encontrar lo perturbador de todo esto. El pintor belga es famoso porque en sus obras suelen aparecer niños desnudos jugando con sangre rodeados de manos de persona adulta. Algo que hizo que, sumado a lo anterior, todo acabase estallando en una campaña de rechazo y cancelación que solo tiene precedentes en el escándalo de John Galliano, el vídeo de sus comentarios antisemitas y su caída en desgraciada tras ser despedido fulminantemente de Dior, casa de la que era Director creativo.
Bajo el hashtag #CancelBalenciaga sirvió de canalizador de la ira, enfado y odio hacia Balenciaga, tildada de apoyar la pornografía infantil e incluso relacionada contras otras teorías conspiratorias y que incluso ha llegado a la organización de varias protestas en diferentes ciudades del mundo contra la firma. Algo que desde la maison que un día fundó en español Christobal Balenciaga intentó calmarse a través de un primer comunicado oficial haciendo alusión a ambas campañas, siendo la primera de ellas responsabilidad única de su propio equipo -y de Demna Gvasalia como ha reconocido- mientras que la segunda era, en gran parte, de North Inc, productora encargada de la campaña, y Nicholas Des Jardin, responsable de atrezzo. Una responsabilidad que Balenciaga intenta canalizar ahora mediante una demanda que le reclamaba a ambos una indemnización por 25 millones dólares.