Y es que si por parte de la novia este brillo venía únicamente acompañado por su ramo de flores y por las esmeraldas de su tiara de oro blanco, parece que ha sido una vez más en el estilismo de las invitadas donde las fuertes y diversas tonalidades han tomado gran parte del protagonismo. Aunque, eso sí, con fuertes diferencias entre unas y otras. Sin embargo, si hay que destacar a alguien de los asistentes de la realeza europea por su acierto y elegancia, esa es sin duda la Reina Máxima de Holanda.
Su llegada a la Capilla del Palacio Real de Estocolmo era una de las más esperadas de la ceremonia. Y es que todas las expectativas puestas hacia la imagen de la monarca holandesa terminaron cumpliéndose. Para la ocasión, la esposa del Rey Guillermo Alejandro volvió a apostar por una de sus confecciones más especiales. Un vestido de color marsala y talle ajustado firmado por el diseñador holandés Jan Taminiau que ya había elegido anteriormente para uno de los actos de su proclamación. Así que, ¿por qué no apostar por él de nuevo?. Esta vez, la confección llegó acompañada por una corona y unos pendientes con detalles de la misma tonalidad.
Mette-Marit y Sonia de Noruega: las peor vestidas
Una buena elección que quedó contagiada en el diseño de la Princesa Magdalena de Suecia, el cual le permitiía presumir aún más de su avanzado estado de gestación, pero que por el contrario no logró alcanzar a la Princesa Mette-Marit de Noruega. Con una camisa rosa pastel y una falda de corte sirena y estampado floral, la mujer del Príncipe Hakoon se coronó como una de las invitadas peor vestidas. Y es que el mal ojo de Mette-Marit de Noruega también pareció contagiarse en otro de los miembros de la Familia Real Noruega, ya que la estridencia y el volumen del vestido de Sonia de Noruega tampoco le hizo ganar el 'premio' al look favorito del día.