La Semana de la Moda de Nueva York, ahora rebautizada como Calendario de las Colecciones Americanas (American Collections Callendar), arrancaba este mes de febrero de 2021 combinando los desfiles al uso (como fue el primero de todos, el de Jason Wu) con presentaciones virtuales en todas sus formas posibles (fotografía, vídeo, fashion films, etc.). En el caso de Proenza Schouler, estos apostaron por la segunda opción, la cada vez más común entre los diseñadores para evitar así las temidas aglomeraciones en plena pandemia por el Coronavirus.
En el caso de la firma neoyorkina, esta sabía de antemano que poco o nada iba a necesitar para que su colección otoño/invierno 2021/2022 fuese la comidilla a lo largo y ancho del planeta por dos sencillas razones: Ella Emhoff y Meadow Walker. Los fundadores, diseñadores y Directores creativos detrás del nombre de Proenza Schouler, Jack McCollough y Lazaron Hernandez, encontraron en estas dos jóvenes la vía más rápida y la más adecuada para conectar con la nueva generación que reina en internet y, cada vez más, en muchos ámbitos del mundo: la Z.
Una colección que apuesta por la comodidad
Para ello, que mejor que captar toda la atención que colocando entre su carrusel de modelos a la hijastra de Kamala Harris y a la hija del fallecido actor Paul Walker. La primera lleva siendo el centro de todas las miradas desde que apareció vestida de Miu Miu en la toma de posesión de Joe Biden y Kamala Harris; la segunda, desde que hace poco protagonizó precisamente la campaña primeravera/verano 2021 de la marca para la que ha desfilado. Ambas, cada uno por lo suyo, son temas de conversación en internet y claros ejemplos de lo que funciona en la red sin necesitar nada más (funcionan orgánicamente, no monetariamente).
Dos rostros quizá no tan conocidos por ser nuevos en esta industria y en el panorama celebrity, pero que de haberse celebrado la Fashion Week al uso habrían agolpado a todo un torrente de fotógrafos, aficionados de la moda y curiosos a las puertas del lugar en el que fuese a tener lugar el propio desfile para simplemente ver, entre la masa de gente, a la nueva generación heredera -a su manera- de dos de los personajes que de una forma u otra forman ya parte del imaginario colectivo de otra generación.