Durante décadas e incluso siglos, tomar inspiración de otras culturas se ha convertido en una tendencia predominante en la industria de la moda. Todos los años nos cruzamos en las pasarelas con elementos propios de una cultura, pero reinterpretados a favor de un diseñador o marca. Sin embargo, no siempre puede resultar apropiado usar ciertos símbolos que identifican una cultura para crear moda, lo que para muchos puede ser apreciación cultural es en realidad, apropiación cultural. Un comprometido campo de batalla que implica el estereotipo y la privación de una cultura por otra dominante, violando así los derechos de propiedad intelectual y las raíces que durante generaciones han prosperado entre las distintas culturas.
La apropiación cultural no es un fenómeno nuevo, de hecho, está fuertemente vinculado al imperialismo y al colonialismo, a fin de cuentas, se trata de ganar trofeos culturales. Los colonos usaron durante décadas el patrimonio cultural de los pueblos indígenas, aplicando sus diseños, pinturas y figuras en un intercambio que en realidad es un robo. Casos hay cientos, miles, pero la última polémica lleva el sello de Carolina Herrera.
'Inspiración' y 'homenaje', Gordon responde
Tres meses después de exigir a España que se disculpe por los abusos coloniales ejecutados hace siglos, el gobierno de México ha encontrado una cruzada cultural por la que luchar. La secretaria de cultura del país, Alejandra Frausto, ha enviado una carta a la empresaria y diseñadora venezolana, Carolina Herrera, con el fin de justificar el uso de diseños indígenas en su última colección. Una colección con orígenes muy bien documentados y justificados como una fiesta latina en un ambiente lúdico y colorido. Lo que puede parecer un vestido blanco, bordado con animales y flores, es en realidad, un bordado de la comunidad de Tenango de Doria, en la que cada elemento tiene un significado personal y comunitario. En un comunicado, Carolina Herrena justificó la colección como 'un homenaje a la riqueza cultural de México' y sus técnicas artesanales y de diseño. Sin embargo, no es la primera vez que el gobierno de México se ve envuelto en una polémica de apropiación cultural. En 2015, se generaron numerosas críticas alrededor de una blusa y una túnica de Isabel Marant, cuyos diseños habían sido arrancados de sus raíces, del poblado de Santa María Tlahuitoltepec.
Sin embargo, los homenajes culturales tienden a convertirse en apropiación cultural debido a una falta de comprensión. Aparte del uso indebido del arte y creatividad indígenas, la apropiación cultural podría convertirse en un problema de mayor calado. En este caso, la cultura minoritaria no tiene derecho a demostrar y reivindicar su propia cultura frente a su opresora, una casa de modas que genera altos beneficios año tras año. Una llamada de atención para que elementos culturales se utilicen de manera apropiada y respetada.