La esencia del director creativo Bill Gaytten se puede sentir en u na colección de trajes más sencillos donde las excentricidades a l as que John Galliano nos tiene acostumbrados se quedaron un poco en el olvido.
Las transparencias fueron las reinas, con insinuaciones de la ropa interior bajo los vestidos que proporcionaban continuas pinceladas de sensualidad a los outfits. Los estampados de puntos también fueron muy frecuentes especialmente en finas medias que estilizaban las piernas de las modelos, dando además un toque divertido a los conjuntos.
En cuanto al calzado, la firma recurrió al mítico y cómodo mocasín negro con cordones que nos salvará en los ajetreados y fríos días de invierno. Sin embargo, la casa les añadió un toque algo más peculiar al añadir una abertura en la parte frontal que aportaba elegancia y originalidad al clásico zapato.
Vuelve el mítico mocasín negro
Sin lugar a dudas, destacaron los cascos al más puro estilo medieval de tonos metalizados y grandes dimensiones como prenda más extravagante de la colección. Pudimos ver una pluralidad de opciones que iban desde largos y delicados vestidos más acicalados hasta amplias blazers, grandes parkas o mini vestidos con osados escotes en V algo más alocados.
Observamos como la gasa, el algodón y el ante fueron algunos de los tejidos escogidos por la firma, además de una paleta de colores apagados a la par que refinados, entre los que se encontraban sobre todo el negro, azul marino, verde caqui y tonos crudos.
El encaje y capas de pequeños volantes también revolotearon sobre la pasarela de París, donde el público quedó una vez más admirado esta vez por la sencillez y sofisticación en lugar de lo estrafalario a lo que nos tiene acostumbrados la casa británica.