Desde finales de la década de 1980 y la primera década de Maison Margiela, la reinvención de las prendas confeccionadas -deconstruidas y luego reconstruidas- ha estado en el centro de una estética que se encuentra entre las más influyentes de la historia de la moda reciente. El propio Martin Margiela una vez transformó un delantal de cuero de carnicero en un vestido; desarmó un vestido de novia antiguo y lo reformuló como una ingeniosa chaqueta de vestir, y esto solo por nombrar dos ejemplos significativos de un creador que no responde a los patrones estéticos y de diseño de su época. El respeto por el pasado y la resonancia emocional que viene con la ropa envejecida continuaron alimentando la imaginación del diseñador homónimo de la casa hasta su retiro hace poco más de una década.
En los años 90, una época marcada por la influencia musical pero también por la moda como una forma de expresión, Margiela se convirtió en el referente de una generación de jóvenes que se servían del grunge como medio de expresión. A medida que aumentaba el éxito de la firma, se hizo imposible, por razones obvias, producir colecciones en un volumen suficiente: el prêt-à-porter de Margiela puede parecer antiguo, pero tanto la tela como la ropa eran nuevas. Hasta que, en 2006, nació la colección artesanal Maison Martin Margiela. En ese momento, el equipo de diseño viajó por el mundo en busca de piezas antiguas desde el siglo XIX hasta el presente, desde encajes eduardianos hasta diseños originales del surrealismo y desde jeans maltratados por antiguos mineros del oeste de Estados Unidos, hasta viejas sedas de forro. Con gran habilidad y un equipo de diseño y confección impecable, las yemas de los dedos transformaron esas piezas de coleccionista en algo más, todo a mano. Se confeccionó una larga túnica con anillos de bisutería que imitaban el oro, se recurrió a cinturones de cuero desgastados que se cosieron con maestría para formar un par de pantalones, se tejieron bordados inusitados en telas humildes como sedas y tafetán. En otras palabras, construir una colección a partir de la deconstrucción.
Tras la jubilación del fundador de la firma, un un diseñador que construyó su carrera a través de polémica y escándalo recogía el testigo de la dirección creativa de Margiela. Desde entonces, John Galliano ha vuelto al mapa de la moda y ha sabido adaptar la marca a los patrones de actualidad, pero con ese universo agitador y seductor que siempre ha llevado por bandera la casa belga. El diseñador salió al ruedo este miércoles en París con su última colección otoño/invierno 2020-2021 para la casa Martin Margiela. Una mañana fría y húmeda en la capital francesa, pero que el diseñador ha sabido reavivar con una puesta en escena colorida e intensa.
SE SUMA A LA TENDENCIA DEL PODCAST
Atender a la educada voz de John Galliano, llena de tics y risitas traviesas, podría inspirar a cualquiera. Como cada temporada, ha grabado un podcast para explicar su colección otoño/invierno 2020-2021 en lugar de conceder entrevistas y comentarios a la prensa. " Continuamos nuestra exploración del estilo burgués ", comienza, entrecortado. "Una cosa que ha sido realmente emocionante es tener el coraje -yo mismo y el equipo- para explorar las tiendas de segunda mano, solo como una forma de comenzar a ejercer un concepto o algo donde realmente podemos sentirnos libres de jugar con estos hallazgos". Es un proceso de aprendizaje, ¡es un proceso!" apuntaba el podcast del diseñador.
El espectáculo celebrado en el Grand Palais retomó el argumento de su colección de alta costura presentada en enero, donde deconstruyó la silueta femenina clásica con la imaginación de su propio universo. La temática sobre la que versa la colección es: el upcyling. Pero, cualquiera que haya seguido la carrera de Galliano de cerca sabe que alcanzó la mayoría de edad en la escena de la moda de Londres a mediados de los años 80 donde, transformaba residuos en objetos de valor usando su imaginación y creatividad. La fluidez de género en los tiempos del presente y que supone un desafío para el futuro. A medida de que avanzaba el espectáculo, el género se desdibujaba, ya sea por los abrigos de corte XXL de estética vanguardista reconocibles por costuras visibles, dobladillos cortados sin terminar y superposición de acabados en lugar de botones o bien, por los vestidos de inspiración burguesa que han generado un cóctel de sentimientos contradictorios entre la fascinación y el rechazo.
LANZAMIENTO DE LA LÍNEA 'RECICLA'
Su experiencia demuestra su talento. Un extravagante 'abrigo' reducido a un panel frontal azul pálido con una manga fruncida en azul cobalto y un corte de cuello sobre un vestido skimmy en tul pistacho abría el espectáculo de Margiela. Una declaración de intenciones al más puro aire parisino. Los diseños que siguieron construyeron la silueta de manera más convencional, como un par de abrigos armados de corte recto y oversized en rojo y verde esmeralda. Más allá de lo presentado sobre la pasarela, Margiela planea una edición limitada llamada 'Recicla', con piezas vintage recortadas y etiquetadas según su procedencia.
Lo novedoso de esta colección es cómo Galliano y su equipo han combinado estilos de décadas pasadas en un patrón deslumbrante. Por ejemplo, un par de chaquetas de lana, con apariencia n. ° 33 y n. ° 34, parecía una mezcla entre un boy scout y un marinero. Sobre la pasarela han pisado los clásicos zapatos Tabi de 1989, que fueron inspirados por el calzado tradicional japonés de principios de siglo XX. Separados en la puntera como una pezuña, este singular calzado se ha convertido en un éxito de Margiela y una de sus más fuertes señas de identidad.