Tanto la ceremonia de abdicación del Rey Alberto de Bélgica como los actos previos y posteriores a la misma, desde el concierto celebrado en el palacio Bellas Artes hasta el propio juramento del cargo en sí, tuvieron un carácter más bien austero, no acudiendo el resto de las Casas Reales europeas ni preparando grandes ceremonias más allá de las ya previstas para la celebración del día de la Fiesta Nacional del país. En este contexto, no es de extrañar que la entonces princesa tuviera que apostar por un atuendo discreto y sobrio a la par que elegante.
Edouard Vermeulen: el diseñador de cabezera de Matilde de Bélgica
Para el concierto celebrado en el palacio de Bellas Artes, donde su marido dedicó unas palabras a su padre el Rey Alberto y que significó el último acto en el que tanto los monarcas salientes como los herederos ejercieron como tales, la futura Reina de Bélgica apostó por un diseñador belga, como no podía ser de otra manera. Fue Edouard Vermeulen, de la firma Natan, quien vistió a la todavía Princesa con un vestido de verano gris blanco elaborado en piqué de algodón y con escote despejado tipo barco.
Tanto en la misa Te Deum, en su coronación y en el resto de actos de la jornada, la nueva Reina volvió a escoger una creación de Natan. Cabe destacar que Vermeulen es un diseñador al que ya recurrió para la confección de su vestido de novia y precisamente, el vestido rosa que lució en la coronación de los Reyes de Holanda.
En esta ocasión, la pieza elegida resultó ser una prenda muy apropiada y equilibrada, pues no era ni demasiado elegante ni demasiado sobria, elaborada en organza de algodón de seda con brocados y en tonos nude y nácar, un color muy carácterístico de su estilo. De corte ceñido, costura en la cintura y largo hasta la rodilla, llamaba la atención el escote cuello de barco con doblez y acabado en pico por la espalda, en la que se cerraba el vestido con unos botones forrados de la misma tela que el resto de la prenda.
Como complementos, y en ausencia de una tiara, Matilde remató su look con un tocado en color beige empolvado, drapeado por la parte delantera y con plisados, obra del diseñador Fabienne Delvigne y completado con unos zapatos de charol beige en tono avellana. Sin duda, se trata de una mujer fiel a sus diseñadores: en lo relativo a sombreros tocados, suele apostar por Delvigne, como ya vimos en la boda de Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo.
Por último, la Reina incorporó a su outfit un bolso clutch, el Brin de Folie Lézar Nude de Delvaux, unos guantes a juego con el vestido y pendientes de perlas y diamantes.