Paloma Suárez era la encargada de cerrar la primera jornada de desfiles en IFEMA durante la Semana de la Moda de Madrid. Antes lo habían hecho otros grandes nombres como Ágatha Ruiz de la Prada, Andrés Sardà, Pedro del Hierro, Jorge Vázquez... y la expectación sobre su colección era igual o incluso mayor que cualquiera y eso se notaba en el ambiente, un auténtico bullicio los minutos previos. Este desfile supone el debut de la diseñadora canaria como una gran firma española después de varios años demostrando serlo ya en la pasarela Allianz EGO para jóvenes talentos.
Un paso importante en su carrera que ocurría en la primera de las fashion weeks de 2023, y esto podría ser cualquier cosa menos una casualidad. La colección otoño/invierno 23/24 de Paloma Suárez está bautizada precisamente con el 23, un número que ha tenido siempre gran importancia para toda la familia de la diseñadora. Tendrán que pasar 100 años para que para que se vuelva a vivir esta fecha en el calendario, así que que su debut haya sido este y no otro no puede ser una casualidad, sumando así otro importante momento vinculado con este número para la familia Suárez.
Si recurrimos a la numerología para entender qué se esconde detrás del número 23, parece explicarse a la perfección lo que se esconde detrás de los diseños de Paloma Suárez y, como es de esperar, también de la propia diseñadora. El 23 es una mezcla de las energía de ambos números: el 2 simboliza el trabajo en equipo, las responsabilidades, las creencias, el tacto, la estabilidad...; y el 3 el desarrollo, la elocuencia, la imaginación, la esperanza, la realización, el apoyo y la percepción. Si se combinan estas dos cifras, sus vibraciones dan una sensación expresión, magnetismo y humanidad. Sin duda, la mejor de las definiciones para Paloma Suárez.
Paloma Suárez presenta '23' en 2023
Y todo esto se vio sobre la pasarela. Paloma Suárez lleva años conquistado a muchos con sus diseños, cargados siempre de mucho color y de texturas diferentes y volúmenes, así que esta colección es una reinterpretación de sus propios códigos demostrando una evolución, una madurez en el diseño, pero también una fidelidad de lo que hace ser quien es y vestir a quién viste y no a otros.
En cuanto a las novedades, que también las había por supuesto, Paloma Suárez acompaña este paso en su carrera con la incorporación de nuevos y exquisitos materiales como la lana virgen, el cashmere así como el pelo y la piel vegana. Tejidos que casan y contrastan al mismo tiempo, con otros que ya habíamos visto en otras colección y no nos cansamos de ellos como las plumas, los tejidos vinílicos y el tul -mucho tul-.
Todo esto en colores muy vibrantes como el amarillo o el azul más primario en grandes y brillantes paillettes; o el rosa fucsia -la tendencia 'Barbie Core'- que teñía un traje rosa también de lentejuelas más pequeñas y un mini vestido de tul con mangas abullonadas a base de volantes, muchos volantes. Los rosas y los malvas contrastaban en los trajes con el color vino y el estampado pata de gallo.
Especial mención también a los dos conjuntos de apariencia dénim en color rojo con estampado en color negro que levantó todos los teléfonos del front row y seguramente lo podamos ver más pronto que tarde vestido por algún amigo de la firma. Y por supuesto también para el traje blanco con una deconstrucción de americana con escote princesa y detalles de flecos en el pantalón, perfecto para una novia moderna.
Todos estos tonos destacaban especialmente gracias a otros looks en color negro, que no por ello menos importantes o llamativos. Alejados de cualquier otro elemento llamativo como el color, es mucho más fácil centrar la atención en el buen hacer de Paloma Suárez con la sastrería y la confección, presente por supuesto y todos y cada uno de los looks de la colección. La máxima que mantiene en cualquiera de sus colecciones desde que la conocemos, sentando así las bases de su trabajo que son la tradición, la técnica y el vanguardismo.