El Victoria's Secret Fashion Show de 2018 giró entorno a un momento histórico para el evento y par la propia firma: Adriana Lima dejaba la marca después de 18 años siendo así el ángel más icónico de la historia. Lo que no se sabía entonces que no sería solo la modelo la que diría adiós, sino también el desfile y el imaginario de la marca de lencería como la conocíamos hasta entonces. Ahora, 5 años después de aquel adiós velado, Victoria's Secret anuncia el regreso el que fue uno de los eventos más importantes de la industria de la moda.
Así lo anunciaba Timothy Jonhson, Director financiero de Victoria's Secret, durante la presentación del ejericio de 2022, el primero desde que la compañía se independizo del grupo L Brands, el polémico conglomerado bajo el que se produjeron las malas praxis, abusos y consecución de los estereotipos machistas sobre la mujer durante décadas -y que se narran en este documental-: " Seguiremos apoyándonos en el gasto en herramientas de marketing para invertir en el negocio, como en la nueva versión de nuestro desfile de moda ", lo que siguen considerando como "una de nuestras mejores herramientas publicitarias y de entretenimiento hasta la fecha".
Eso sí, Jonhson ya adelanta que este fashion show estará ahora marcado por la inclusividad que tanto le faltó a la firma durante años y de la que ahora presumen en cada una de sus campañas para así " reflejar quiénes somos hoy ". El desfile tendrá lugar a finales de este mismo año 2023 aunque no se ha concretado una fecha, y tampoco se ha especificado si seguirá siendo grabado y emitido semanas después o, por el contrario, emitirse en directo como cualquier otra presentación.
El primer desfile de Victoria's Secret tuvo lugar en 1995, pero no fue hasta 1999 que se emitió a través de internet para en 2001 dar el salto a la televisión privada. Esto hizo que ese mismo año más de 12 millones de personas se sentasen ante el televisor para ver desfilar a grandes modelos como Adriana Lima, Alessandra Ambrossio, Karolina Kurkova, Karen Elson, Gisele Bündchen o Heidi Klum, todas ya ataviadas con las alas de las conocidas como 'ángeles'. Este éxito se repitió durante años, aunque nunca anotando el mismo share.
No había modelo que no quisiera subirse a su pasarela ya que el simple hecho de desfilar para Victoria's Secret podría conseguir que su carrera creciese de forma exponencial. Además, firmar un contrato como 'ángel' aseguraba también unas ganancias millonarias cada año. Pero mientras que la sociedad y la propia industria de la moda avanzaba gracias al movimiento #MeToo, la firma de lencería seguía replicando una y otra vez el mismo estereotipo de mujer alta y delgada tanto en sus campañas como en su desfile. Un imaginario machista y anticuado que no hacía más que traer consigo la caída de millones de espectadores y, sobre todo, de pérdidas de ganancias.
18 años cayendo en desgracia
La gota que colmó el vaso y acabó poniendo el último clavo en ataúd de la firma fueron las declaraciones del que hasta entonces era su CEO, Ed Razek, quien aseguró en una entrevista que las mujeres trans y la diversidad de cuerpo nunca formaría parte de Victoria's Secret y mucho menos de sus shows ya que ni unas ni otras podrían vender la fantasía del Olimpo que tanto les caracterizaba. Unas palabras apoyadas por uno de sus ángeles, Behati Prinsloo, que no hacía más que echar leña al fuego.
A esto no ayudó tampoco el contraataque de una marca rival y de nueva creación, Savage x Fenty de Rihanna, que llegó a Amazon con un desfile propio en el que la cantante y empresaria daba libertar a sus modelos para comportarse como quisiesen y dando la imagen que considerasen. Además, la diversidad era más que evidente y una clara representación de las mujeres y hombres que abarcan el amplio espectro de la realidad. Tras esto, muchas modelos empezaron a renegar de su pasado trabajando para Victoria's Secret como fue el caso de Bella Hadid, que reconoció no haberse sentido nunca sexy desfilando para ellos; o Karlie Kloss, que años después de colgar sus alas hizo público el verdadero motivo que no era otro que no comulgar con sus principios como mujer feminista. También Adriana Lima, aquel ángel histórico, que dejó la firma porque aseguró no querer desnudarse nunca más por "causas vacías".